Aunque no se prevé que el dinero en efectivo vaya a desaparecer en breve, el dinero digital va a empezar a ganar la partida. Así lo cree la directora general de Mastercard España, Paloma Real, que estima que en 2020 un 38% de los pagos se realizarán por medios digitales.
En una entrevista con Efe, Paloma Real, que en noviembre cumplirá un año en el cargo tras seis en la compañía, ve un enorme potencial de desarrollo para las tarjetas a través de estos canales donde están integradas (móviles, relojes inteligentes o tabletas). El caso de España es digno de mención, destaca, ya que se trata de un país donde un 70 % de las transacciones se realizan en efectivo, «lo que implica que tiene un potencial de crecimiento muy importante».
Esta directiva ha destacado también que por primera vez, según datos del Banco de España, ha crecido en España el volumen de operaciones en punto de venta frente a la retirada de efectivo para realizar compras, un dato «muy significativo» en un país donde circulan ya más de 80 millones de tarjetas. En este aspecto, la ratio ha pasado en el último año de 1,2 a 1,8 tarjetas por ciudadano.
Pese a que el panorama es esperanzador para los pagos digitales, Paloma Real defiende la necesidad de poner en marcha programas de educación financiera, ya que un 18 % de los españoles está en riesgo de exclusión financiera digital. En parte, aclara, esto se debe al proceso de reestructuración del sector, que ha provocado que muchas localidades no tengan sucursales bancarias.
En conjunto, prosigue, el mercado español cuenta tiene una gran experiencia en medios de pago y con gran potencial, «tiene un tamaño bueno, hay infinidad de empresas fintech y los usuarios manejan equipos de nueva generación», aparte del hecho de que es uno de los países con mayor penetración de teléfonos inteligentes.
Por último opina que el futuro del sector pasa por aplicar tecnologías desarrolladas a partir de inteligencia artificial, muy útil para detectar fraudes y para garantizar la autentificación de usuarios y en el que la compañía invierte gran cantidad de recursos. El sistema tradicional de contraseñas presenta inconvenientes que pueden mermar la seguridad, por los problemas para recordar demasiadas claves, y Mastercard apuesta por sistemas que permitan al usuario identificarse con parámetros biométricos, ya que «un 80 % de los consumidores conoce contraseñas ajenas».