Esta es una historia de fúbol americano, pero es mucho más que eso. Es una historia que habla de racismo, de Donald Trump y de odio en redes sociales. Pero además, es una historia de Nike. De cómo la abanderada del «Just do it«, lo ha vuelto a hacer.
Todo empieza en 2013 y Colin Kaepernick, el protagonista de esta historia, es una de las grandes estrellas de la NFL.Sus estadísticas lo demuestran: en los 69 partidos de esa temporada, registra 72 pases de touchdown, 11,2 kilómetros recorridos en pases y 13 anotaciones.
En su posición como quarterback de los San Francisco 49ers, es uno de los artífices de que el equipo llegue a disputar la Superbowl, la gran final de la liga americana contra los Baltimore Ravens. Y pese a que el equipo de San Francisco pierde esa final, la figura de Kaepernick sigue en claro ascenso hasta 2016, cuando de repente, todo cambia.
En un partido de la pretemporada de ese año, el protagonista de nuestra historia, decide que no va a mantenerse en pie mientras suena el himno nacional. En un país tan patriótico como los Estados Unidos, en el que el himno suena cada mañana en todas las escuelas, lo que hace Kaepernick es como mínimo, extraño. Los espectadores miran y no dan crédito: agachado, hincando una rodilla en el suelo mientras suena el himno, protagonizando una imagen que se convierte en viral en pocas horas.
La cosa no se queda aquí, porque cuando tras el partido los periodistas le preguntan sobre sus motivos, Kaepernick enciende la mecha de un debate que dos años después sigue más que vivo. El jugador no se muerde la lengua y denuncia que con su gesto protesta por la actitud claramente racista que en su opinión, se está dando en un buen número de comisarías y cuerpos de policía. Sin saberlo, convierte en mainstream el movimiento «Black Lives Matter«.
¿Y qué denuncia el movimiento? No sólo que la población negra lo tiene generalmente más difícil que la blanca, sino que sus posibilidades de morir a manos de la policía son bastante más altas. Según el portal «The counted», en 2015 los distintos cuerpos de policía de Estados Unidos mataron a 1.146 personas: 307 de raza negra, 195 de raza latina y 584 de raza blanca. Si tenemos en cuenta que la población afroamericana representa un 12,4% del total de la población y los latinos el 18%, el desequilibrio con relación al número de muertes a manos de la policía es llamativo.
Pero es que además, tanto en 2015 como en 2016 se repiten los casos de muertes de afroamericanos a manos de la polícia en circunstancias muy poco claras o completamente injustificadas. Los casos de Alton Sterling, Philando Castile, Freddy Gray, o Walter Scott son solo algunos ejemplos de casos mediáticos que originan numerosas protestas.
Así que en este clima, Kaepernick afirma pocos días después: «no voy a ponerme de pie para demostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a las personas de color. Para mí, esto es más grande que el fútbol y sería egoísta de mi parte mirar hacia otro lado». Tras sus incendiarias declaraciones, otros jugadores de la NFL siguen su ejemplo.
El «toque» de Donald Trump
En plena pre-campaña presidencial y cuando los republicanos se encontraban inmersos en el proceso de primarias que daría lugar a la candidatura presidencial de Donald Trump, el gesto de Colin Kaepernick no pasa precisamente desapercibido.
En primer lugar porque el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, defiende públicamente al jugador: «no sólo está defendiendo sus derechos constitucionales, sino que ha conseguido que se hable más de temas que merecen más atención» afirma. Le hace sin embargo un flaco favor. Toda la derecha mediática se echa en tromba sobre Kaepernick, al que tachan se ser antiamericano y de odiar a su país.
En este contexto y después de que otras estrellas de la NBA como Stephen Curry y LeBron James siguieran el ejemplo del jugador de los San Francisco 49ers, Donald Trump cada vez más cerca de alcanzar la nominación presidencial, estalla en un meeting frente a más de 10.000 personas
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«¿No amarían que los dueños de uno de estos (equipos) de la NFL, al ver que alguien le falta el respeto a nuestra bandera, diga: ‘Saquen a ese hijo de p… de la cancha ahora mismo: está despedido’? Algún dueño (de un equipo de la NFL) va a hacerlo. Va a decir: ‘Ese hombre no está respetando nuestra bandera. Está despedido’. Ese dueño, no lo sabe, pero va a ser la persona más popular en este país».
¿Y qué es lo que ocurre? Que la profecía de Trump se cumple al pie de la letra. Al terminar la temporada de 2016, el equipo de San Francisco decidió rescindir el contrato con Colin Kaepernick, que en ese momento se convierte en agente libre, por lo que teóricamente aunque puede fichar por cualquier otro equipo sin ningún tipo de coste…no encuentra a ninguno dispuesto a contratarle.
«Just do it» – Nike entra en escena
Esta historia hubiese acabado aquí…si Nike no hubiese decidido dos años después, rescatarla del olvido. Hace una semanas y con motivo del 30 aniversario del famoso lema «Just Do It», la firma deportiva pone en marcha una campaña de marketing muy especial.
El elemento central es un anuncio de 2:20 minutos de duración en el que Nike apela a los mensajes que le han hecho grande como marca: superación personal, luchar contra las adversidades, ir más allá, disfrutar de cada pequeña gran victoria. Y hasta aquí todo bien. ¿Pero quién salta a escena en los últimos 15 segundos del vídeo? Nada menos que Colin Kaepernick. Tras su primera emisión en horario de máxima audiencia, Nike convierte a este ya ex-jugador de la NFL en su nueva imagen de marca.
Por supuesto esto no sienta nada bien a los seguidores del ya presidente Donald Trump. Y como suele decirse en estos casos, arden las redes. Además en este caso, lo hacen en sentido literal. Plataformas como Twitter o Facebook se llenan de vídeos que muestran cómo seguidores de Donald Trump rocían de gasolina y queman zapatillas Nike. Lo mínimo que piden es que es un boicot a la marca.
Así que durante unos días, los directivos de Nike se despiertan cada mañana viendo en televisión cómo se queman sus productos, a veces en directo. ¿Y qué es lo que hacen? Nada. Mantienen la campaña.
Por supuesto el movimiento es arriesgado. Porque las cosas pueden ir muy bien…pero las posibilidades de que vayan mal son elevadas. Pero aciertan: las ventas de la empresa americana se disparan un 31% con respecto a las del año anterior. Una vez más, la compañía de Phil Knight, se crece en la polémica.