El rendimiento de los equipos Windows 10 equipados con CPUs ARM no ha sido el esperado. Ya tuvimos ocasión de hablar sobre ello en este artículo, donde vimos que no sólo no ofrecían un rendimiento aceptable en la mayoría de los casos, sino que además tampoco eran capaces de cumplir con las promesas que habían hecho en términos de autonomía total.
Microsoft se ha dado cuenta de que los resultados no han sido los esperados y ha adoptado una estrategia muy curiosa sobre los equipos Windows 10 con CPUs ARM. Por un lado ha confirmado que los portátiles, convertibles y 2 en 1 encuadrados en la categoría de equipos siempre conectados no se limita a los modelos basados en dichos procesadores, y que el primer dispositivo de este tipo fue el Surface Pro LTE, un modelo equipado con un procesador Intel.
Los de Redmond han sido cautos y han querido dejar constancia de que la posibilidad de crear equipos siempre conectados no es una exclusiva de las soluciones ARM. Queda pendiente el tema del rendimiento y no es una cuestión de poca importancia, ya que en las pruebas que hemos podido ver un equipo Windows 10 sobre ARM con SoC Snapdragon 835 quedaba por debajo incluso de un modesto procesador Celeron N3450.
En este sentido varias informaciones aseguran que Microsoft mejorará considerablemente el rendimiento del Snapdragon 835 en Windows 10 sobre ARM con la llegada de la actualización Windows 10 Spring Creators Update, cuyo lanzamiento se esperaba para el pasado día 10 de abril, aunque al final fue retrasada como os adelantamos en esta noticia.
Puede que esa mejora de rendimiento haya sido una de las razones por las que Microsoft ha decidido retrasar el lanzamiento de Windows 10 Spring Creators Update, aunque hay fuentes que apuntan a un fallo que bloqueaba el proceso de instalación.