La startup española Project Lobster tiene como objetivo cambiar el concepto de industria óptica con gafas de diseño a precio revolucionario. La firma dedicada al diseño, fabricación y distribución de gafas graduadas y de sol, también pretende crear nuevos estándares de calidad de los negocios enfocados al cliente.
«Nuestro objetivo empresarial es convertirnos en una opción real a la hora de comparar gafas en España ofreciendo el mejor producto y el más alto nivel de servicio para cualquier cliente«, afirma el consejero delegado de Project Lobster, Óscar Valledor.
La actividad de Project Lobster, fundada en 2017, se centra en crear diseños icónicos o clásicos con materiales premium y venderlos a un precio justo.“Las gafas siempre han sido un producto caro y, en algunas ocasiones, llegan a valer lo mismo que un smartphone de última generación”, aseguran desde la empresa.
Esta idea ha llevado a la startup a abaratar los costes de un producto que no deja de ser plástico mediante la integración y verticalización de las operaciones de diseño, fabricación y distribución para ahorrar costes.
Eliminación de intermediarios
Para reducir estos costes, Project Lobster ha optado por eliminar a los intermediarios y asumir el coste de todas las operaciones para generar más valor añadido para los clientes.
Valledor concibe que en óptica la mayoría de los costes de productos no proceden tanto de materiales y acabados, sino porque todas las operaciones están concentradas en diferentes pasos de la cadena. “Al haber tantos intermediarios, el producto, que por de materiales no debería costar más de 20 euros, acaba constando 400”.
De esta forma, ha explicado, una persona crea los diseños y los vende a una marca, se llevan a fabricar, se venden a un distribuidor por países que se lo venden a ópticos o tiendas particulares, y después llega al usuario final.
Project Lobster quiere ofrecer al usuario final unas gafas “de la misma calidad de acabado de materiales de unas gafas 400 euros, pero a un precio mucho más asequible, a 98 euros”.
Según Oscar Valledor, todas las gafas tienen este mismo precio, independientemente del modelo escogido o de la graduación que tenga el cliente.
El hecho de poner una lente más fina para los clientes con más dioptrías “siempre se ha considerado un extra caro”, pero Project Lobster ofrece este servicio de forma gratuita para conseguir una homogeneidad de precios y es “la primera compañía que hace esto”, ha afirmado Valedor.
Project Lobster ofrece la posibilidad de probar 5 modelos en casa
“Con las gafas es muy importante ver cómo te van a quedar, por lo que ofrecemos un sistema de prueba en casa 100% gratuito, sin fianzas ni gastos de envío o recogida”, ha explicado Valledor.
A través de este sistema, Project Lobster envía los cinco modelos de gafas que el cliente quiera probarse, ya sean graduadas o de sol, para que se las pueda probar en su casa durante una semana.
“Estos modelos enviados a casa no tienen ninguna finalidad de comercialización, son gafas acabadas pero no llevan lentes graduadas”, ha explicado.
Project Lobster, que actualmente vende su productos a través de su página web y de una sala de exposición (“showrrom”) en Barcelona, prevé inaugurar su primera tienda en diciembre próximo en la Ciudad Condal.
Además, a lo largo de 2019 espera abrir entre 3 y 4 establecimientos más, todos ellos en Madrid y Barcelona. En los meses que Project Lobster lleva en marcha, ha facturado algo menos de 45.000 euros, y espera aproximarse a 200.000 euros a lo largo de 2018, lo que equivaldría a unos 2.000 clientes en todo el año.
Colaboración con artistas independientes
Project Lobster quiere tener un impacto social, por lo que con cada colección de gafas trabaja con un artista independiente (fotógrafo, cineasta, pintor, escultor…) para darle más exposición en un nuevo canal.
En su primera colección, Project Lobster trabajó con un pintor expresionista de 23 años de Vancouver (Canadá) con el objetivo de dar más difusión a sus obras mediante las gamuzas que se incluyen para limpiar los cristales de las gafas, donde aparecía impresa una de sus obras, además de una comunicación escrita sobre él.
“Esta iniciativa le permitió hacer unas estancias en Barcelona en un estudio de pintura y poder expandir un poco más su trabajo”, ha revelado Valledor.
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