En el extremo sur de la Bahía de San Francisco se encuentra el centro tecnológico de California, de Estados Unidos y del mundo entero. Silicon Valley aloja a la mayoría de las corporaciones tecnológicas del planeta y a miles de empresas emergentes. Inicialmente, la denominación estaba relacionada con innovadores y fabricantes de chips de silicio fabricados en la zona, pero acabó haciendo referencia a todos los negocios de alta tecnología que se desarrollaban en el norte de California. Hoy en día, Silicon Valley es utilizado como un metónimo para el sector de la alta tecnología, como Hollywood es al cine. Estamos ante el centro líder para la innovación y el desarrollo de la alta tecnología y recibe un tercio de la inversión de capital riesgo de Estados Unidos.
Muchas de las empresas instaladas allí son tan grandes y han tenido tanta influencia que forman parte de nuestro vocabulario diario. Están especializadas en diferentes sectores como dispositivos Apple, aplicaciones, diseño informático o teléfonos celulares.
El término, creado por el periodista Don C. Hoefler, hace referencia a la gran concentración de industrias en la zona relacionadas con semiconductoras y computadoras (Silicon, silicio) y al Valle de Santa Clara (Valley, valle).
Frederick Terman, profesor de la Universidad de Stanford, impulsó una zona sin utilizar de la universidad para el desarrollo mobiliario e intelectual. Terman creó un programa para incentivar a los graduados a que se quedaran en la zona, suministrándoles capital riesgo. William Hewlett y David Packard fueron dos de los estudiantes que se acogieron a ese programa y crearon una de las empresas de informática más potentes del planeta, Hewlett-Packard.
Posteriormente, se crearía un parque industrial con pequeños edificios alquilados a bajo coste a las empresas técnicas. En ese ambiente, William Shockley decidió mudarse a la zona. Era un emprendedor que había abandonado Bell Labs por divergencias sobre la forma en la que se había presentado el transistor al público, quedando su nombre relegado por las patentes. Shockley fue el introductor del silicio en la fabricación de transistores, sustituyendo al germanio. Creó su propia empresa, volviéndose cada vez más paranoico, creando detectores de mentiras y enemistándose con toda la plantilla.
Ocho de los ingenieros que habían trabajado junto a él terminaron fundando la empresa Fairchild Semiconductor, y dos de los mismos, posteriormente, crearían Intel: Robert Noyce y Gordon Moore. Esta práctica se volvió habitual. Cuando los ingenieros perdían el control de las compañías, las abandonaban y formaban sus propias empresas. Además de Intel, AMD, National Semiconductor o Signetics, surgieron de ex trabajadores de Fairchild.
La zona cada vez fue creciendo más, especialmente con empresas de programación y servicios. El alojamiento era barato y la industria de capitales de riesgo fue teniendo cada vez más fuerza y cada vez más empresas fueron asentándose en Silicon Valley.
Sin duda alguna, el modelo californiano es puntero en el mundo, aunque se ha ido expandiendo por todo el mundo. En Europa tenemos los denominados parques tecnológicos, que son espacios creados específicamente para empresas del sector y suelen estar ubicados en las afueras de las grandes ciudades.
Hoy en día, la importancia de Silicon Valley sigue siendo crucial en el mundo globalizado en el que vivimos. Las grandes tecnológicas están entre las empresas más grandes del mundo. Muchas de las que allí se encuentran, como Apple, Google y Facebook están en casi todos los hogares del primer mundo. Las decisiones que toman los empleados, directivos y accionistas de estas compañías son tan importantes que pueden afectar a miles de millones de personas en todo el planeta.
La lista de empresas que allí tienen su sede es larga. Nokia, Ebay, Electronics Arts, Adobe Systems, Yahoo, McAfee, Paypal, Twitter, Tesla Motors, Symantec u Oracle Corporation se encuentran en la zona.
Es tal la influencia que tiene este área de desarrollo tecnológico ubicado en la bahía de San Francisco, que hasta tiene su propio lobby. La Internet Association es un prestigioso grupo de influencia que representa los intereses de Silicon Valley, y por ende de empresas como Google, Netflix, Facebook o Uber en el poder legislativo estadounidense. El objetivo de este lobby, fuertemente ligado al Partido Demócrata, es introducir más diversidad en la agenda política norteamericana.
Para ello, han introducido a un director de diversidad, para que en Washington tengan presente los diferentes orígenes de la población, la inclusión de minorías y la transparencia de datos. Un nuevo puesto para el que se requiere competencias en inteligencia artificial, algoritmos, privacidad y publicidad.
Este lobby busca que aumente la diversidad en las empresas tecnológicas, ya que consideran que la población negra e hispana se encuentra infrarrepresentada. «La Internet Association ha respondido de forma muy seria proactiva a nuestra preocupación relacionada con que nadie está vigilando a los vigilantes cuando se trata de Internet y sus efectos negativos sobre la raza y el género. Por eso, es importante que a esta nueva posición se lo dote de una gran autoridad para que cualquier percepción de discriminación racial o de género sea inmediatamente identificada y solucionada«. Estas declaraciones del congresista demócrata Emanuel Cleaver, redundan en la misma idea.
La espectacular influencia que tiene hoy en día Silicon Valley en la economía mundial no habría sido posible sin las universidades de la zona. La Universidad de Berkeley, la Universidad de Santa Clara, la Universidad de Stanford, la Universidad Estatal de San José o la universidad comunitaria San José City College, han sido fundamentales en el desarrollo tecnológico mundial.
San José precisamente es la ciudad más importante de la bahía de San Francisco, con más de 1 millón de habitantes. Está ubicada en un área de más de 7 millones de personas en la que también se encuentran Oakland o San Francisco. Además, según estadísticas del FBI, San José es la ciudad con más de medio millón de habitantes más segura de Estados Unidos.
La historia de Silicon Valley es totalmente real pero también se ha trasladado a la ficción. La serie del mismo nombre, creada por Mike Judge, ya va por la cuarta temporada y refleja en la pequeña pantalla historias relacionadas con este influyente polo de atracción de talento.