Cuando en los años 80 los japoneses «invadían» nuestras ciudades fotografiando prácticamente todo lo que veían, pocos imaginábamos que dos décadas más tarde el resto de nosotros íbamos a hacer lo mismo.
Cuando a principios de los 2000 nos sorprendían con sus teléfonos móviles gigantes, mientras en Europa luchábamos por tener el teléfono más pequeño, tampoco sospechábamos que diez años más tarde la historia se volvería a repetir. Y por supuesto cuando hace menos de diez años les mirábamos extrañados por su tendencia a dormir en pisos y hoteles diminutos, tampoco intuíamos que la tendencia iba a saltar rápidamente de continente en continente.
Si para bien o para mal lo que hace Japón refleja lo que va a acabar por hacer el resto de la humanidad, pronto podríamos asistir a cómo cobramos parte de nuestro salario en Bitcoins o en otra moneda digital. Porque el primer paso ya se ha dado. Ha sido GMO, el gigante nipón de las telecomunicaciones el que ha anunciado que a partir de febrero de 2018, los trabajadores interesados en combinar su tradicional salario en yenes con la divisa digital, podrán empezar a hacerlo.
El pasado mes de octubre, el conglomerado japonés, presentó su ICO (Initial Coin Offering) que en manos de sus más de 4.000 empleados y accionistas, permitía un acceso privilegiado al conjunto de sus servicios y productos. Será a partir del año que viene cuando esta «GMO Coin» cotice tomando como referencia el Bitcoin y por lo tanto, sea intercambiable por este.
Los empleados que quieran acogerse al nuevo esquema podrán recibir desde un mínimo de 10.000 yenes al mes (88 euros) hasta un máximo de 100.000 yenes (882 euros) mensuales en la nueva divisa. Además recibirán un 10% extra como bonus y recompensa por su confianza en el nuevo sistema.
Con esta operación compañías como GMO esperan que el Bitcoin sea algo más que un producto de inversión y que en un futuro, pueda convertirse en una auténtica divisa con la que realizar transacciones cotidianas.