De querer revolucionar los pagos móviles a luchar por sobrevivir. Es la historia que están viviendo en sus propias carnes los chicos de Verse, una startup que hasta hace no mucho ocupaba grandes titulares en los principales medios de comunicación de nuestro país.
También en MuyPymes, donde tuvimos la oportunidad de entrevistarles el pasado mes de junio, semanas después de que la compañía fundada por los jovencísimos Álex Lopera, Borja Rossell y Dario Nieuwenhuis, levantasen una ronda de financiación de 20 millones de euros.
La primera noticia de la crisis que está viviendo la compañía la encontramos en el medio especializado «Economía Digital», donde el pasado 23 de noviembre se anunciaba que los tres fundadores de la compañía habían sido apartados de la dirección de la startup, que para mantener su viabilidad buscaba un nuevo equipo directivo. Mientras tanto, la dirección de la empresa quedaba en manos de Bernardo Hernández de forma interina.
Para entender lo que ha pasado sin embargo hay que tener en cuenta varios factores. Desde la compañía, que ha declinado ofrecer su versión sobre lo sucedido, se afirma públicamente que nada cambia y tampoco se reconoce que han sido los malos resultados de la la empresa y su incapacidad para alcanzar los objetivos marcados, los que han provocado el relevo de la cúpula directiva.
Y hasta aquí en realidad nada nuevo. Verse no sería la primera startup que en un mundo tan competitivo como el de los pagos móviles, acaba estrellándose contra la realidad de una sociedad (la española) que no parece especialmente entusiasmada con la posibilidad de pagar con su smartphone.
En la cuerda floja
El problema de fondo sin embargo es bien diferente: algunas fuentes del pequeño mundo emprendedor español han denunciado que los fundadores de Verse habrían sido especialmente imaginativos en las reuniones mantenidas con los inversores a la hora de superar la última ronda de financiación.
Las acusaciones que recogemos en este artículo pero que como decimos, Verse se ha negado a comentar, son graves: pese a que la aplicación ha experimentado unas 500.000 descargas, solo contaría con 60.000 usuarios activos al mes y únicamente sería capaz de concretar 20.000 transacciones mensuales. En un modelo de negocio que no aplica comisiones por las transacciones nacionales y que solo cobra un diferencial sobre el tipo de cambio de entre un 1% y un 2% en las internacionales, esto es un problema. Sobre todo porque estos número no justificarían en ningún escenario posible una ronda de 20 millones de euros. Si esto fuera verdad, no hay otra conclusión posible: la «creatividad» se les ha ido de las manos.
La polémica no acaba aquí. En otro frente y pese a sus malos números, las mismas fuentes indican que mientras permanece en su puesto como CEO interino, Bernardo Hernández habría optado por autoconcederse una salario de 200.000 euros, una cifra que se aleja mucho de lo que cabría esperar de una compañía que no está precisamente consolidada en el mercado.
Un viejo conocido
Bernardo Hernández es una de las figuras más mediáticas del panorama startup español. Emprendedor y business angel, ha participado tanto en grandes compañías tecnológicas (director de producto de Google, director de Flickr en Yahoo!) como en el desarrollo de algunas startups como Zagat, Tuenti, Idealista o Fever.
Tiene por tanto sobrada experiencia en el campo emprendedor y al ser de la misma forma, uno de los primeros inversores en Verse, sin duda tiene un auténtico interés personal en rescatar una startup que ya no oculta sus costuras.
Sin embargo no lo va a tener fácil. En España se va a tener que enfrentar a todo un conjunto financiero que ha apostado de forma decidida por Bizum. La compañía afirmaba hace pocas semanas que esperan concluir 2017 con más de un millón de clientes registrados en la plataforma y que a finales de septiembre, registraban dos millones de operaciones, con un volumen asociado superior a 100 millones de euros, de forma que el importe medio por operación se situaba en los 55 euros.
Tampoco les favorece la progresiva implantación de plataformas como Samsung Pay, Apple Pay o Android Pay, además de la llegada de los conocidos como neobancos, entidades que entre otras cosas ofrecen a sus clientes pagos gratuitos entre clientes de la misma entidad.
Pero por supuesto no todo son malas noticias y bajo la nueva dirección Verse está a tiempo de pivotar y atacar un nicho de mercado con menos competencia, sin necesidad de abandonar los pagos móviles. Veremos.