Adiós a las limitaciones fronterizas en el comercio electrónico dentro de la Unión Europea. A partir de 2018, ninguna empresa que opere dentro de la UE podrá obligar a los consumidores a limitar sus compras on-line a su región de origen.
Dicho de otra forma, si un usuario español está interesado por ejemplo en comprar en Amazon Francia, podrá hacerlo sin que la plataforma intente redirigirle a Amazon España. Esto que parece baladí es más importante de lo que parece, ya que en muchas ocasiones, un mismo producto tiene distintos precios en los diferentes mercados en los que se vende.
Gracias a esta iniciativa, la UE da un paso más hacia ese mercado digital único por el que lleva luchando en los últimos años. Y hasta aquí las buenas noticias. La menos buena es que esta iniciativa sólo se aplica a bienes y no a servicios. Es decir, plataformas de streaming como Netflix o Spotify seguirán manteniendo el modelo actual, en el que imperan las restricciones regionales.
De forma similar, tampoco se aplicará a los contenidos digitales protegidos por derechos de autor como libros electrónicos, música, películas digitales o videojuegos. En este caso las industrias creativas argumentan que esta «libertad transfronteriza» podría provocar que los precios se igualaran al alza en todos los mercados, lo cual no sería demasiado interesante para el usuario final.
A falta que se aprueben las últimas enmiendas a la nueva ley, esta iniciativa comunitaria podría empezar a funcionar a pleno rendimiento a partir de la segunda mitad del año.