Una de las consecuencias de la crisis que ha vivido España durante casi diez años ha sido la necesidad de reducir el altísimo endeudamiento que tenían sus agentes financieros. Mientras las familias disminuyeron su deuda en 200.000 millones de euros, las empresas han duplicado este recorte. El proceso parece haberse paralizado en el caso de las sociedades no financieras.
En los últimos ocho años, las empresas han soltado lastre en forma de endeudamiento de una manera realmente bestia, según datos del Banco de España. En el año 2009 alcanzaron su mayor nivel de endeudamiento, con un importe de 1,309 billones de euros. A junio de este ejercicio, estos compromisos se habían reducido hasta la cota de los 906.970 millones de euros. En los últimos ocho años, su deuda ha disminuido casi en un 31%.
Existen tres fórmulas principales para reduir el endeudamiento de empresas y familias. Que se declaren en bancarrota (y se les ejecute la garantía del préstamo), la renegociación del plazo de amortización de la deuda y que disminuyan su deuda por su propia voluntad.
Como la única manera de resolver una crisis de endeudamiento es reduciéndolo eso es precisamente lo que han realizado las familias y las empresas en estos últimos años. Las familias lo han recortado desde los 915.349 hasta los 714.670 millones de euros.
Las empresas parece que están a punto de finalizar este proceso, porque en lo que va de año durante varios meses se ha producido un repunte en su endeudamiento. Así, en marzo el incremento fue de algo más de 8.000 millones de euros, mientras en abril se produjo un alza de algo más de 2.000 millones.
De todos los actores de la economía, el Estado ha sido el único que no ha cumplido con la reducción de su deuda. Al contrario, la crisis le ha llevado a incrementar esta desde niveles ligeramente por encima del 35% del producto interior bruto (PIB) hasta cotas por encima del 100%.