Puede que su nombre le suene a pocos. También es posible que cualquier mujer que lea este artículo tenga al menos una relación con ella sin siquiera saberlo. Liliane Bettencourt es la mujer más rica del mundo según la prestigiosa revista Forbes. Y lo es, sencillamente, porque es la dueña del imperio L’Oreal, el conglomercado lider en la industria cosmética mundial.
Por segundo año consecutivo, Bettencourt se sitúa como la mujer más poderosa del mundo en términos de riqueza. Dispone nada más y nada menos que de 43.700 millones de euros. Ella lidera la participación de la familia en el emporio cosmético, con el 33% del gigante francés. En esta participación se encuentran también su hija.
Liliane Bettencourt es hija del fundador de L’Oreal, Eugene Schueller, el hombre que llevó esta enseña hasta lo más alto entre las empresas de cosméticos y belleza del mundo. Fundó la compañía en 1907 y la dejó en manos de su hija en 1957 a su muerte. Schueller era químico y fue el inventor del tinte capilar también en el año 1907.
Desde abajo
Liliane quedó huérfana a los cinco años y fue su padre el que se encargó de su educación, con gran dedicación, como su hija ha reconocido en diversas ocasiones. Con sólo quince años, comienza su carrera en la firma desde abajo. Trabaja como aprendiz, realizando las mezclas de productos y etiquetando las botellas de champú. Aprende de esta forma los secretos de la industria del perfume, así como el mundo de los negocios. Llega a convertirse en vicepresidente de L’Oreal.
En 1950 contrae matrimonio con el político francés André Bettencourt, que llegaría a ser ministro en varias ocasiones en los años sesenta y setenta y del que tuvo a su única hija Françoise en 1957. Cuatro años más tarde, su padre fallece y Liliane hereda la firma L’Oreal.
A pesar de su inmensa fortuna, la vida de Bettencourt no se encuentra exenta de tensiones. Con 94 años de edad y en estado de demencia, se encuentra inmersa en una batalla legal frente al fotógrafo Francois-Marie Banier, otrora confidente de la multimillonaria.
El pasado año, Banier fue condenado por un tribunal de apelación francés al pago de una multa de 400.000 dólares (unos 350.000 euros) y a la renuncia a activos por valor de 90 millones de dólares. Se le declaro culpable del delito de estafa sobre la persona de la multimilllonaria propietaria de L’Oreal hace dos años.
Amante del arte
En 1987, Liliane creó junto a su marido y a su hija, la Fundación Bettencourt Schueller, que proporciona financiación a investigaciones científicas, así como iniciativas en el campo de las artes y el cambio social en Francia. La fundación otorga galardones y premios en metálico cada año para proyectos en estas tres categorías.
Elegante, discreta y amante del arte, su casa de París la ha vestido con obras de Picasso, Monet, Van Gogh y Léger. Bajo la égira de Bettencourt, el imperio L’Oreal desembarcó en empresas como Vichy, Garnier, Biotherm o Lancôme. Y con ella nacieron perfumes míticos como el Anais de Cacharel o la laca Elnett. ¿Qué mujer no los ha probado? «El dinero debe servir para hacer negocios» dijo y lo ha llevado a cabo siempre.