Las empresas han dicho adiós a la crisis. Los últimos vestigios del decenio ominoso que ha seguido a la burbuja inmobiliaria se encuentran en franca retirada. Este es el caso de la renegociación de préstamos a empresas, uno de los iconos de la recesión económica. En los cinco primeros meses de este año, las modificaciones en las condiciones de los préstamos se han reducido en casi un 45% respecto al mismo periodo del año anterior.
Una de las operaciones típicas de la crisis ha sido la renegociación de las condiciones de los préstamos. Había clientes que se habían situado en una posición peligrosa, bien porque se habían reducido los ingresos de la compañía o porque habían solicitado un importe por encima de las posibilidades de endeudamiento, como sucedió en la mayoría de los casos de clientes individuales o compañías. En esos casos, los bancos aceptaron la modificación de condiciones como mal menor, antes de que se produjeran los fallidos y hubiera que ejecutar las propiedades consignadas en garantía de los préstamos.
Las modificaciones de los préstamos iban desde un alargamiento en el plazo del endeudamiento o una reducción en los tipos de interés, asupiciada por la rebaja en el precio oficial del dinero llevada a cabo por el Banco Central Europeo (BCE). Durante años, las renegociaciones se han realizado por volumenes fabulosos, pero el cambio de signo en la economía ha reducido drásticamente este tipo de operaciones.
En los cinco primeros meses de este año sólo se han modificado las condiciones de préstamos a empresas por importe de 7.364 millones de euros, lo que supone una reducción de 5.940 millones con respecto a los 13.304 millones de reestructuraciones de créditos de los cinco primeros meses del año pasado, según datos del Banco de España.
Un indicador más del buen momento de la economía, junto a otras cifras que están apareciendo en los últimos meses, de las que está informando este diario digital.