Incertidumbre. Esa es la sensación de cada vez más personas, que se plantean qué hacer con sus ahorros. Tras el escándalo de las preferentes, el rescate a la banca y la reciente debacle del Banco Popular, el «viejo» sector inmobiliario parece haberse convertido (de nuevo) en un valor refugio. Pero no es el único. Divisas virtuales como el Bitcoin o Ethereum empiezan a ganar cada vez más peso, tanto en su capitalización, como en el número de noticias que protagonizan.
Pero ¿merece la pena invertir en una moneda virtual? ¿En qué se diferencian? Si queremos dar el paso, ¿qué monedas aportan una mayor fiabilidad? En este artículo repasamos las principales características de las monedas virtuales que más «ruido» están haciendo en los últimos tiempos.
Bitcoin
La «madre» de todas las criptomonedas y probablemente la divisa virtual más conocida del mundo. El Bitcoin es una moneda puramente virtual que no está sujeta a ningún tipo de regulación gubernamental, que es global y que se autoregula gracias a redes P2P, de forma automática.
Bitcoin básicamente código puro encriptado, de modo que cada Bitcoin revela en este código su valor. El algoritmo en encriptación (blockchain) es probablemente el más seguro que se conoce, por lo que es virtualmente imposible reproducir un Bitcoin o generar uno nuevo de forma fraudulenta sin que a la vez se revele que este ha sido adulterado.
El valor Bitcoin depende de la resolución de una fórmula matemática compleja, para lo cual los «mineros» de Bitcoins emplean servidores y ordenadores de gran potencia que les permitan introducir nuevos bitcoins en el sistema. Se calcula que además de la inversión en material informático, «minar» un bitcoin cuesta aproximadadamente unos 300 euros en energía eléctrica por lo que para muchas «empresas mineras» que el valor del bitocoin suba, es más que interesante. Esto la convierte en una moneda de alto riesgo y sujeta a una especulación continua. En estos momentos el valor de un bitcoin se sitúa en 2.228 euros.
Ethereum
Etherum es una plataforma descentralizada que permite firmar «contratos inteligentes» entre pares, utilizando para ello blockchain. Esto permite a todo tipo de empresas fintech, despachos de abogados, gestorías, desarrolladores de Apps, etc. firmar contratos de validez legal sin necesidad de intermediarios, asegurándose además la máxima seguridad en todo el proceso.
Junto con esta plataforma, el proyecto Ethereum cuenta con su propia moneda virtual, denominada Ether y que puede utilizarse en distintos wallets desde los que se gestiona la actividad relacionada con estos contratos Ethereum. Al ser una criptodivisa, los Ethers también pueden minarse, comprarse y venderse de forma muy similar al Bitcoin.
En los últimos meses Ethereum se ha convertido en la plataforma «de moda», pese a ser técnicamente una moneda menos potente que Bitcoin. Su menor «circulación» ha redundado en una mayor estabilidad en su cotización, lo que como no podía ser de otra forma, ha empezado a atraer una mayor inversión. Con una capitalización de 600 millones de euros (la capitalización del Bitcoin se estima en 6.500 millones de euros), Ethereum ha conseguido convertirse en la segunda criptodivisa más popular.
Litecoin
Litecoin es si queremos denominarla de alguna forma, la hermana pequeña de Bitcoin. Técnicamente Litecoin es un fork de Bitcoin, es decir, comparte prácticamente el mismo código con alguna salvedad que la diferencia.
Litecoin tiene como objetivo complementar aquellos campos a los que Bitcoin no puede o no quiere llegar. Si hiciéramos una analogía, Bitcoin podría corresponder al patrón oro, mientras que Litecoin sería la plata.
Su principal diferencia con respecto a su «hermana mayor» es que es una moneda mucho más rápida ya que procesa cada bloque de información en 2,5 minutos y no en los 10 que precisa el Bitcoin. Esto permite que las transacciones se confirmen de forma rápida y en un escenario hipotético, Litecoin sería más apropiada para las pequeñas transacciones del día a día.
La otra gran diferencia es su mayor disponibilidad. La base teórica de Litecoin supone cuadriplicar el número de monedas disponibles frente al Bitcoin. El objetivo es por lo tanto que haya más Litecoins en los monederos virtuales de más personas, popularizando su uso. Por otro lado, el proceso de minado es más sencillo, por lo que la inversión en equipos de minado de nuevas monedas no es tan intensiva como en el caso del Bitcoin. En estos momentos el valor del Litecoin se encuentra en los 42 euros.
Bilur
Bilur es una nueva criptomoneda nacida en el seno de R Fintech y que se presenta como la primera a la que no le afecta la volatilidad propia de estas nuevas divisas.
¿Su secreto? En vez de apostar por la minería como hace el Bitcoin, volver la vista a un producto tan conocido y estudiado como el petróleo. A diferencia del resto, tiene el respaldo de la energía almacenada. Bilur vale lo que valga la energía.
En estos momentos, 1 Bilur equivale a 6,48 barriles de brent. El brent cotiza diariamente y se rige por el índice Platts de Standard & Poor’s de Brent Datado que determina cuál es el precio del barril.
Ese precio es el que da valor a la moneda. Para la gestión de la compra y venta de ese petróleo se utilizan contratos Ethereum que permiten de esta forma que cualquier persona pueda invertir en un mercado con tantas barreras de entrada como es el energético.
Ripple
Ripple es otra de esas monedad virtuales cuya misión no es tanto la de sustituir, sino la de complementar el mundo Bitcoin. Su objetivo es el desarrollo de un sistema de emisión y gestión de crédito bajo un esquema descentralizado, de modo que bancos y entidades de crédito puedan acceder a financiación externa de forma más rápida y sencilla.
Ripple establece una red de «nodos de confianza» entre los distintos actores que participan, de modo que no es necesaria una supervisión externa a la hora de realizar las distintas transacciones, sino que el crédito se transfiere de forma automática.
El sistema toma como referencia las letras de cambio, es decir, en vez de realizar transacciones con un valor real, lo que se hace es trabajar con emisiones de deuda. Por ejemplo si contraemos una deuda de 3 con el usuario A, pero a la vez el usuario B tiene una deuda con nosotros de 5, como todo el proceso está documentado y cifrado con Blockchain, no le deberíamos nada a A. Actualmente Ripple trabaja en nueve mercados con 15 de los 50 mayores bancos del mundo.