Llevas tiempo dándole vueltas. Y por fin has tomado una decisión. España se te queda pequeña. Tu trabajo te gusta, pero te encantaría poder desarrollar tu carrera en otro país, aprender de otras culturas, dominar una nueva lengua. En definitiva, te mueres por ser un expatriado. Así que te pones manos a las obra. Haces las maletas, te despides de tu trabajo anterior y… ¡rumbo a lo desconocido! Aunque un momento…¿Es esta la mejor forma de hacerlo? Seguramente sí, si lo que quieres es vivir en tus carnes un apabullante fracaso.
Pero si quieres hacer las cosas bien, necesitas un plan. Estudiar bien qué es lo que quieres hacer y cómo vas a hacerlo. Puede que te lleve meses alcanzar tu objetivo pero ya sabes lo que dicen: Roma no se construyó en un día. Paso a paso.
1. Decide dónde quieres vivir
Lo primero es lo primero. ¿Dónde vas a querer vivir? Intenta ser todo lo preciso que puedas en este punto. Respuestas como Asia, Estados Unidos o Sudamérica, no lo son. Aproxímate todo lo posible a lo que crees que va a ser la ciudad de tus sueños. ¿Es Bogotá? ¿Es Nueva York? Bien, puede que finalmente vivas en un pueblo cercano y no necesariamente en la misma ciudad…pero ya sabes: define el objetivo.
2. Haz los deberes. Investiga
Trasladarse a un nuevo país con las manos en los bolsillos, en busca de trabajo, es muy parecido a jugar a la ruleta rusa con siete balas: un suicidio casi asegurado. ¿Recuerdas a esos «españoles por el mundo» que acabaron prácticamente congelados de frío a los pocos días de llegar a Noruega?
Dicho de otra forma: antes de lanzarte a la piscina, asegúrate de que haya agua. Para comprobarlo, deberás pasar un mínimo de dos meses estudiando el mercado en el que te quieres introducir. Intenta determinar qué demanda hay para el tipo de profesión/profesiones que puedes llevar a cabo.
Identifica entre 30 y 40 compañías locales para que te podría ser interesante trabajar y cuáles son las posiciones que están demandando. Habla con expatriados de la zona, estudia los índices de calidad de vida, únete a grupos de Facebook o LinkedIn que te permitan conectar con personas interesantes de tu sector en esa ciudad…En definitiva: pregunta, pregunta, pregunta.
Tras un par de meses empezarás a tener cierta idea de lo que te puede reservar el futuro, si sigues adelante con tu plan. Llegados a este punto es de esperar que hayas contactado con algún recruiter, o que algunas empresas te hayan invitado a mantener una entrevista informal una vez te encuentres en la zona. Tendrás un contacto más o menos sólido con algunos expatriados y es probable que hayas tejido ciertas relaciones de amistad, de modo que cuando llegues a tu destino, no te encuentres totalmente «abandonado».
Lo que seguramente no tendrás todavía será una oferta de trabajo en firme, o un visado que te permita trabajar. Para conseguirlo, ahorra un poco de dinero, tómate unas dos semanas de vacaciones y pasa al siguiente paso.
3. Unas vacaciones duras
Antes de trasladarte definitivamente a la ciudad que has escogido, es vital que hagas un viaje previo que te permita atar un buen número de cabos. Intenta tener programadas algunas entrevistas de trabajo para aquellas compañías que has seleccionado en el punto anterior.
A partir de aquí, emplea esas dos semanas para reunirte sin descanso con todas aquellas personas que has ido conociendo en tus meses de investigación. Para desayunar, para comer y para cenar. En ratos muertos. A cualquier hora. Intenta reunirte con el máximo de personas posible y haz networking como no lo has hecho en tu vida. Acude a eventos, asiste a reuniones de expatriados, utiliza Apps que te permitan conectar con la comunidad (incluso Tinder si es preciso).
Tienes que tener más citas en tu calendario que la Reina de Inglaterra. Si no es así, es que no has hecho bien los deberes y tal vez deberías plantearte postponer unas semanas este viaje. Trabaja, esto no es un viaje de placer.
4. Trabaja tu nueva red de contactos
Existe la posibilidad de que antes de volver a casa, ya tengas una oferta en firme de trabajo. Sin embargo, ni no se ha dado el caso, no te desanimes. La buena noticia es que vuelves a tu país con más de 20 ó 30 contactos que te han puesto cara, que saben realmente quién eres, a qué te dedicas y qué es lo que quieres.
Puede que sean estas personas las que te recomienden a su jefes, las que hablen con los departamentos de RRHH en tu nombre o los que te avisen cuando exista una posición vacante.
Trabaja con paciencia esta nueva red de contactos y espera pacientemente a que se produzcan los resultados. Vuelve al punto 2 si es necesario e incluso al 3 y estamos seguros que en pocos meses habrás logrado alcanzar tu objetivo.