El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado un órdago en el tablero económico mundial. Además de amenazar a países como China con establecer un arancel para frenar la entrada de los productos asiáticos, su más espectacular proyecto es la bajada a plomo del impuesto para las empresas, que pretende reducir desde el 35% actual hasta el 15%. Todo ello, combinado con la supresión del impuesto de sucesiones y una mejor tributación para las rentas más altas. Europa debe reaccionar hacia un modelo en el que exista un impuesto único sobre los beneficios que unifique el modelo fiscal en los 28 estados de la Unión Europea, asegura el diputado Paul Tang, del Partido del Trabajo holandés.
Ronald Reagan, John Kennedy… la receta mágica de la bajada de impuestos como catapulta para el crecimiento de la economía y el cierre del círculo con el mayor ingreso de impuestos por la vía de la mayor actividad es casi tan antigua como la propia teoría económica. Una segunda derivada de la política impositiva de Trump es lograr atraer a las empresas al establecimiento de sus redes de producción en los distintos estados gracias a una menor carga fiscal.
Nadie sabe cómo terminará esta reforma fiscal tan grandilocuente como parca en detalles sobre su puesta en marcha, pero lo cierto es que Europa debe reaccionar ante este órdago económico del mayor mandatario de los Estados Unidos.
Europa tiene otro enemigo fiscal. Hay quien considera que el establecimiento de un impuesto excesivamente bajo por parte del Reino Unido obedece al objetivo de convertirse en el Singapur europeo. “Europa puede ceder a la tentación de reducir sus impuestos, pero eso se produciría a costa de los ingresos públicos y, en último término, de los contribuyentes”, asegura Paul Tang, del Partido del Trabajo holandés en su tribuna La hora de la mayor reforma equitativa de impuestos en la historia europea, publicada en el diario digital Social Europe. “También puede optar por detener la carrera bajista en nuestras propias fronteras e introducir un sistema fiscal que exija una contribución justa entre todas las empresas dentro y fuera de Europa”, indica.
Tang advierte que las pymes están penalizadas fiscalmente, al abonar unos impuestos que son un 30% superiores a las de las multinacionales y los trabajadores aportan una parte creciente de este impuesto. El diputado holandés considera que un sistema de igualdad de condiciones y competencia leal conducirían al fin de la evasión fiscal.
El político aboga por un impuesto común sobre los beneficios y una autoridad fiscal única que se encargue de vigilar el cumplimiento de “la reforma fiscal más grande y justa de la historia europea”.