El tipo de interés de las tarjetas de crédito se mantiene anclado en el entorno del 21% desde hace veinte años. De nada ha servido la política del Banco Central Europeo (BCE) de abaratamiento del precio oficial del dinero hasta situarlo en zona negativa. El tipo que pagan las pequeñas y medianas empresas (pymes) por sacar su plástico, para pagar el material de oficina o comprar el escáner, permanece inmutable en el 21%.
El BCE ha llevado a cabo una política de rebaja del precio oficial del dinero que ha llevado al supervisor europeo a situar esta tasa en el 0%. Y no sólo eso, ha dejado de remunerar los saldos que los bancos tenían en exceso y volvían a prestárselo, para cobrar a las entidades 0,40 puntos. Esa política ha aliviado las tensiones de financiación en la zona euro durante estos años de estancamiento económico.
Además, el BCE ha llevado a cabo una política de incremento bestial de la liquidez en el circuito monetario con el objetivo de inducir a las entidades a prestárselo a empresas y familias. Lo ha hecho a través de compras de deuda pública de los países, primero, y de adquisición de títulos de renta fija emitidos por empresas. Compra títulos de forma temporal y de esta forma inyecta dinero al sistema.
Medio punto en cinco años
El tipo de interés de las tarjetas de crédito se situaba en el 20,79%, en febrero en el último dato que tiene registrado el Banco de España. Se trata de un tipo efectivo de definición restringida (TEDR), que equivale al tipo anual equivalente (TAE) pero sin tener en cuenta para su cálculo las comisiones. En los últimos cinco años, el tipo de interés de las tarjetas de crédito apenas ha fluctuado medio punto, entre el 21,2% y el 20,70%.
Estos intereses son los de las denominadas tarjetas revolving, que no son otra cosa que las de pago aplazado. Lo que en los albores del desarrollo venían a ser las letras, porque con ambos sistemas se compra lo mismo: bienes de consumo duradero, como electrodomésticos y aparatos de ocio.
Los bancos se encuentran en una (inmuebles adjudicados, préstamos refinanciados y créditos fallidos). Se calcula que tienen en sus carteras unos 350.000 millones en estos tres tipos de activos tóxicos.
Consumo y pymes, los más rentables
El crédito al consumo es el que tiene una mayor morosidad aseguran las entidades para justificar los tipos tan elevados de los préstamos para compra de bienes de consumo duradero, pero también material de oficina en el caso de las pequeñas y medianas empresas (pymes).
El negocio del crédito al consumo es el que le proporciona mejores márgenes. En un momento en que los tipos están a cero, las entidades necesitan segmentos de negocio que les proporcionen los rendimientos que no les dan los préstamos hipotecarios. Las pymes también son uno de los segmentos de negocio más rentable en estos momentos para las entidades financieras.
En la financiación a través de créditos al consumo, la banca está cobrando el 7,77%. Los rendimientos alcanzados por el crédito directo o los pagos aplazados están dando un respiro a las entidades financieras.