Mito, leyenda e historia viva de un emprendedor eternamente joven. Atractivo, siempre con una sonrisa en los labios, Richard Branson constituye el auténtico arquetipo del joven empresario. Elegante, hecho a sí mismo y con una imagen muy personal, siempre ha mostrado ese espíritu de saber lo que quería y cómo alcanzarlo que siembra tanta admiración. Un hombre comprometido con la sociedad de su tiempo y admirado por el público. Con la personalidad suficiente como para invitar al mismísimo ex presidente Barack Obama y su familia a unos días en sus posesiones en Isla Mosquito.
Y eso que Branson eligió un camino poco ortodoxo para alcanzar el éxito. Abandonó sus estudios a los 16 años para crear Student, una revista cultural para jóvenes que resultó un auténtico fracaso, a pesar de que se distribuyeron 50.000 copias de aquél número del año 1966.
Después se hizo asistente de vuelo para crear, en el año 1972, un negocio de venta de discos por correo. Ese establecimiento de discos a precios asequibles que fundó con solo 22 años pronto daría origen a Virgin Records, tras la adquisición de un estudio de grabación en Oxfordshire. Virgin constituye un imperio reconocido y admirado en todo el mundo, bajo el que dependen dos centenares de empresas.
El mítico Tubulard Bells, de Mike Oldfield, se grabó en los estudios de Virgin en Oxfordshire
Virgin no constituye sólo un conglomerado empresarial de éxito. Es un mito de la cultura pop. Un sello discográfico cuyo primer artista fue el mismísimo Mike Oldfield, quien grabó en aquellas salas su histórico Tubular Bells, allá por el año 1973, que se haría famoso por ser elegido como tema principal de la película El Exorcista. El tema se mantuvo en las listas de éxitos durante cinco años consecutivos. Leyendas del pop como los Rolling Stones, Genesis y Culture Club también pasaron por estos estudios de Oxforshire.
La prestigiosa revista Forbes calcula que la fortuna de Branson se eleva hasta los 5.000 millones de euros. El eterno emprendedor tiene negocios en todos los frentes. Dispone de su propia aerolínea, Virgin Atlantic, e incluso ha decidido meter la cabeza en el floreciente negocio de los viajes aerospaciales, con Virgin Galactic.
Natural de Surrey, condado del sureste de Inglaterra, e hijo de un abogado, la trayectoria de Richard Branson no ha sido fácil en determinados momentos. En 1992 los apuros económicos le obligaron a vender la compañía a Thorn EMI, por 1.000 millones de dólares
Branson se niega a abandonar el negocio de la música y funda Virgin Radio en 1993, así como un segundo sello discográfico, el V2, donde graban artistas como el galés Tom Jones. El nuevo Grupo Virgin desarrolla sus actividades en treinta países, entre los que se encuentran los europeos, Estados Unidos, Australia, Canadá o asiáticos. Sus negocios se han diversificado de forma que el grupo cuenta hasta con una compañía de trenes y una empresa de móviles.
Branson también se ha hecho famoso por sus logros deportivos, como cuando cruzó el Atlántico en 1986 con Virgin Atlantic Challenger II y cuando atravesó el Atlántico en globo aerostático en 1987. En 1999 fue nombrado caballero de la Orden del Imperio Británico.
Pero el último proyecto estrella de Richard Branson como emprendedor es Virgin Galactic, una empresa que planea proporcionar vuelos espaciales suborbitales para misiones científicas y lanzamientos orbitales para satélites pequeños. En el futuro, Virgin Galactic prevé ofrecer también vuelos alrededor de la Tierra.
Sus padres no le consentían que hablara mal de nadie, una lección que convirtió en su emblema
«Cuando escucho a gente chismoseando, me voy. Como líder, hay que buscar lo mejor de las personas y eso es muy, muy importante». Branson se sinceraba en una entrevista a la BBC, cuando desvelaba que cada vez que hacía un comentario grueso sobre alguien, sus padres le enviaban a la habitación con el mandato de que se mirara al espejo. Le decían que la crítica insana se reflejaria en su cara. Desde entonces, Branson decidió aceptar los errores ajenos y aplaudir los éxitos. Una política que no le ha ido mal del todo en la vida.