A pesar de que no se trata de un producto de Sillicon Valley se ha convertido en el azote de los grandes de la era de Internet. Magnus Carlsen, el noruego que se proclamó campeón del mundo de ajedrez a los 22 años, ha medido sus fuerzas con algunos de los mil millonarios del plantea y, como estaba cantado, se pueden imaginar quién ganó.
Así se portó con Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, y repitió paliza con Bill Gates, el hombre más rico del mundo, a quien retó a una partida con sólo 30 segundos de tiempo por dos minutos su rival. Gates, el dueño de Microsoft hincó la rodilla en tierra en nueve movimientos y 71 segundos, por la vía rápida del jaque mate.
Carlsen no ha sido el campeón del mundo de ajedrez más joven de la historia, porque esa distinción la ostenta Garry Kasparov. Pero se convirtió en el jugador del mundo más joven en alcanzar los 2.800 de la escala Elo, que mide la fuerza de los ajedrecistas. Se convirtió en el jugador más joven en alcanzar la categoría de gran maestro, la máxima en ajedrez, a los trece años. Y en 2014 llegó a los 2.882 puntos, cima jamás conquistada por otro jugador.
Comparte una seña de identidad que le une a los grandes de la historia de este deporte en la época contemporánea. Se ha impuesto al dominio de los ajedrecistas rusos, como lo hizo Bobby Fischer, frente al soviético Borís Spasky en 1972 y como llevó a cabo también el azerbaiano Kasparov con Anatoly Karpov, el niño bonito del Politburó soviético.
Vuelve locos a sus rivales, porque mientras estos se dedican la mayor parte de su tiempo a la teoría de determinadas aperturas, Carlsen es muy polivalente en este sentido y nunca saben por dónde les va a salir. No tiene una línea de juego predeterminada y su variedad en las aperturas es uno de sus puntos fuertes para desquiciar a sus rivales.
El pasado uno de diciembre se revalidó por segunda vez consecutiva su título de campeón del mundo, precisamente ante Sergey Karjakin, un rival de la cuerda del mismísimo Vladimir Putin.
La última jugada de este match por el título del mundo fue espectacular, con un sacrificio de dama blanca en la casilla h6 que dejaba a Karjakin en situación de mate en una jugada.
Se encuentra lejos de las cifras de ganancias de las grandes disciplinas deportivas, pero su remuenración anual asciende a la nada despreciable cifra de dos millones de euros.
Aprendizaje continuo
“Creo que en cada torneo que juego, en cada partida que disputo estoy aprendiendo algo. El único problema es que no es tan fácil aplicar estas enseñanzas a mi juego. Creo que hace dos años, comprendía mucho menos del ajedrez que hoy”, comentaba hace tres años en Business Insider a propósito de su llegada la cima de la puntuación Elo.
La defensa de su título de campeón del mundo en noviembre del año pasado, puso a prueba la capacidad de Carlsen para superarse a sí mismo. Después de ponerse por detrás en el marcador a falta de dos partidas, igualó en la siguiente y ambos rivales llegaron al desempate en forma de partidas semirápidas. Ahí fue donde Carlsen impuso su ley.
La buena posición económica de Carlsen le ha permitido adquirir una vivienda en Oslo donde vive con sus padres, sus tres hermanas y su mujer. En noviembre, el hombre más inteligente del mundo se embolsó 600.000 dólares de premio por vencer a Sergey Karjakin.