3,1 millones de conductores profesionales perderán en los próximos años su trabajo en los Estados Unidos. Y el motivo no cabe encontrarlo en una futura recesión económica. Según ha explicado la Casa Blanca en un informe hecho público esta semana, la llegada e implantación del vehículo autónomo se convertirá a corto plazo en el principal competidor de transportistas, taxistas y otros profesionales que se ganan la vida tras el volante.
Esos 3,1 millones de puestos de trabajo representan para Estados Unidos, el 80% de todos los conductores que actualmente trabajan en el país, por lo que no es difícil imaginar el impacto que a corto y medio plazo va a tener la inteligencia artificial y la automatización del sector.
Como muchos otros expertos en el tema, los consultados por el gobierno americano no han sabido predecir el año, o dentro de cuántos años veremos las primeras consecuencias de esta automatización. Lo que sí han dejado claro es que buena parte de lo que hoy se conoce como economía colaborativa y que da trabajo a miles de personas para empresas como Uber o el sector de la paquetería y logística, también se encontrarán entre los más afectados.
Es cierto y el informe así lo reconoce, que la implantación masiva de vehículos autónomos y sistemas de inteligencia artificial puede crear un nuevo gran mercado de puestos de trabajo. Pero también lo es que las competencias profesionales para poder entrar en este nuevo nicho, no son ni mucho menos comparables a las que se exigen a los profesionales del transporte.
Por este motivo junto una recomendación generalista de que los estados inviertan cada vez más recursos en el desarrollo de programas de formación para «futuros desempleados», también se incide en la necesidad de adaptar los programas formativos hacia las especialidades más técnicas, dando cada vez más peso a materias como matemáticas, informática, etc.
Como afirmábamos en nuestro «Los robots ya están aquí: ¿estás preparado para buscar otro trabajo?», el mercado laboral va a cambiar drásticamente en los próximos años y no sólo en el transporte: sectores como hostelería y restauración, banca y retail pueden ser los próximos.