Hace unos días Amazon sorprendía con Amazon Go, un nuevo concepto de tienda que elimina la necesidad de «pasar por caja». La nueva tienda propone una experiencia de compra en la que el cliente no tiene que hacer el proceso de pago. Con tan solo tener descargada la aplicación, el consumidor puede salir de la tienda habiendo pagado sin darse cuenta. Todo ello gracias a múltiples sensores que controlan los artículos que se escogen y que registran el pago a la salida. Dicho de otra forma, gracias a las nuevas tecnologías, si bien se facilita la experiencia de uso al cliente, también desaparecen puestos de trabajo.
Con este programa piloto (no parece que la multinacional quiera establecer una red mundial de tiendas) Amazon ha conseguido centrar el debate: ¿hasta qué punto los robots pueden sustituir a los seres humanos? ¿hacia dónde se dirige el futuro del trabajo? ¿qué ocurrirá cuando la mayor parte de los puestos de trabajo poco cualificados pasen a estar a cargo de ordenadores y robots?
Hace unos años, este tipo de preguntas solían dar como respuesta vagas explicaciones sobre la automatización del mercado de trabajo que planteaban un futuro distópico para el cual todavía quedaba mucho tiempo, no había motivos para preocuparse. Pero lo cierto es que ya estamos a las puertas de ese futuro. Los robots ya están aquí. Y están empezando a ganar terreno en sectores como logística, restauración, banca, hostelería, etc.
Amazon Go es la primera tienda en la que no hacen falta cajas registradoras
Retail y tiendas físicas
El retail es uno de los sectores llamados a cambiar por completo gracias a las nuevas tecnologías. Si Amazon Go es solo un experimento, lo cierto es que ya hay proyectos tecnológicos que se han puesto en marcha y que de experimento tienen muy poco. Algo tan en principio «inocuo» como los pagos móviles, va a llevar una vez se popularicen y se conviertan en la opción preferida de pago, a reducir considerablemente el número de líneas de caja que veamos en supermercados y tiendas.
Al conseguir reducir la cantidad de tiempo que se necesita por cada transacción (un pago móvil exige menos de diez segundos, frente a los 30 segundos que supone pagar en efectivo), es de esperar que se reduzca también el número de personas encargadas de procesarlos.
Y no es la única innovación que llega. Pese a que hace un tiempo que algunas superficies han establecido zonas de pago automático, seguro que estarán encantadas de contar con lo nuevo de Panasonic, un robot que no sólo escanea automáticamente los artículos que depositamos sobre su bandeja, sino que también los organiza y los embolsa por nosotros.
Eatsa, así podría ser el restaurante del futuro
Restauración y comida rápida
En nuestro reportaje «Eatsa. ¿Este es el restaurante del futuro?» apuntábamos algunas de las tendencias que se acabarán por imponer en determinados restaurantes en los que premie la rapidez y no tanto el trato cercano con el cliente: tablets en las que realizar los pedidos, zonas habilitadas y automatizadas de «entrega de comida» y pagos móviles. Tanto es así que en este Eatsa del que hablábamos en nuestro reportaje, pese a que sigue habiendo personal dando el callo en las cocinas, difícilmente veremos a alguien aparte del resto de comensales.
Pero como apuntan en Recode, esta automatización en el sector de la comida rápida no se para aquí. Este suhibot por ejemplo tiene capacidad para realizar nada menos que 3.600 makis por hora, 24 horas al día, siete días a la semana. ¿Lo mejor de todo? Los hace perfectos. ¿Quién podría competir con algo así?
En el sector de las pizzas, Zume ha desarrollado un robot capaz de sustituir unos cuantos trabajadores de Dominos. Tal vez todavía no sea capaz de proporcionar la auténtica experiencia italiana y esa cocción lenta en horno de leña, pero lo que sí puede hacer es revolucionar el sector de la entrega de pizzas a domicilio utilizando «trabajadores» que nunca se toman vacaciones, enferman o se quejan. En China nos encontramos con este otro robot capaz de prepararnos un bol de noodles en menos de 90 segundos y en algunos cruceros ya se han visto los primeros barmans automáticos capaces de preparar los mejores cócteles.
En el Weird Hotel todos los empleados son robots
Hostelería
Si la restauración es uno de esos sectores en los que la robotización va a entrar sí o sí, el de la hostelería es otro de los más firmes candidatos. No hace demasiado tiempo os hablamos del «Weird Hotel», un hotel japonés completamente controlado por robots.
Y todos, quiere decir todos. El recepcionista por ejemplo, es un gran dinosaurio animado que nos ayuda a la hora de hacer el check-in. Al pulsar sobre un botón, accederemos a la pantalla táctil en la que deberemos introducir nuestros datos, a la vez que mantenemos con el robot una corta y sencilla conversación en inglés.
Sin salir del lobby, encontramos una conserje, que vestida como las clásicas muñecas japonesas, es capaz de detectar nuestra voz y ofrecernos todo tipo de informaciones turísticas, además de registrar lo que queremos para desayunar por ejemplo.
Algunos cruceros han susituido los tradicionales barmans por dos brazos robóticos capaces de preparar los mejores cócteles
A la hora de entrar en la habitación, el sistema de apertura de puertas se basa únicamente en el reconocimiento facial. Dentro de la misma, conoceremos a Tullip, un pequeño asistente personal que de forma similar a dispositivos como Amazon Echo, es capaz de responder a preguntas básicas (el tiempo, poner alarmas, etc.) y consultar información en Internet por nosotros.
También en el lobby, un gran brazo robótico se ocupa de la consigna, guardando los objetos y maletas que “entregan” los huéspedes en grandes bloques de cristal y en áreas como jardín o piscina, pequeños drones se encargan de entregar bebidas, snacks y otros alimentos.
Banca
¿Hace cuanto que no pisas la oficina de un banco? Si te cuesta acordarte, es probable que te encuentres entre ese 36% de españoles que según Eurostat nunca pisan una oficina bancaria. Sólo este dato ha conseguido que el Banco Santander esté en pleno proceso de cierre de 450 oficinas, mientras que el BBVA haya anunciado que no tiene sentido seguir manteniendo un red de 3.800 sucursales cuando la realidad del mercado les indica que como máximo deberían de mantener abiertas 1.000.
Y los números así lo indican. La cacareada transformación digital, que ha llevado la banca a Internet y el teléfono móvil es en parte la responsable (aquí habría que contar también los efectos del rescate bancario y la crisis económica) de que de las 45.600 oficinas que se contabilizaban en España en 2008 hayamos pasado a contar con menos de 31.000 oficinas en 2016. De las que siguen manteniendo el tipo, muchas incorporan cajeros avanzados que permiten realizar muchas de las operaciones (transferencias, ingresos, pagos de multas y recibos, etc.) que tradicionalmente se hacían en ventanilla.
Los drones ya entregan algunas de las pizzas de Domino’s
Mensajería y logística
Uno de los sectores que más ha crecido en el uso de las nuevas tecnologías ha sido el de la mensajería y logística. El gran impulso que ha experimentado el comercio electrónico y el auge de fenómenos como la economía colaborativa y el «delivery» ha reactivado un sector que si bien ha incorporado a miles de profesionales en los últimos años, también se está planteando cómo automatizar determinados puestos de trabajo.
En ese sentido, empresas como Amazon, Dominos, Correos y otras empresas han empezado a trabajar con drones capaces de repartir paquetes en zonas de difícil acceso por medios tradicionales, pero también en algunas zonas urbanas. Por otro lado, el desarrollo de vehículos autónomos o la cada vez mayor automatización que se implementa en los grandes almacenes suponen a medio plazo un desafío para la fuerza laboral del sector.
Estos son solo algunos de los sectores que ya están viendo cómo los robots están redefiniendo los espacios de trabajo, inclinando en algunos casos el equilibrio entre tecnología y fuerza de trabajo a favor de la primera. ¿Deberíamos prepararnos como aseguran algunos expertos para un futuro con un 50% de desempleo y una vida centrada en el ocio? ¿O estamos todavía a tiempo de cambiar la sociedad que queremos?
