Viajes de trabajo que acaban prolongándose para convertirse en un viaje de placer. O al revés, unos días de vacaciones que tienen su punto final en dos días de frenéticas reuniones. Es lo que desde hace unos años se conoce como «Bleisure» término frankensteiniano que surge de unir las palabras «business» con «pleasure». Aprovechar un viaje de negocios para ahorrar algo en los desplazamientos y disfrutar de unas pequeñas vacaciones, se ha convertido tal y como aseguran desde Carlson Wagonlit Travel (CWT), en uno de los incentivos no salariales más solicitados por muchos profesionales.
Ahora bien, ¿cuántas profesionales se han apuntado al nuevo fenómeno? ¿Se trata de una tendencia puntual o realmente el bleisure se está convirtiendo en una nueva forma de disfrutar de unos días de descanso? Para identificar la magnitud del fenómeno, en Carlson Wagonlit Travel (CWT) han tomado como referencia los viajes de negocios que se han llevado a cabo entre 2011 y 2015, identificando aquellos que duraban más de dos noches e incluían fines de semana o festivos y por lo tanto propensos a ser incluidos dentro de esta categoría.
Realizada esta criba inicial, han identificado nada menos que 29 millones de viajes que mezclan trabajo y placer y que se traduce en un 7% del total de viajes registrados en ese periodo de tiempo. Como media, cada trabajador que viaja por negocios realiza 1,4 viajes de este tipo por año. Lo curioso es que esta media se mantiene invariable, tanto si se trata de un trabajador que sólo viaja dos veces al año como en el caso de un profesional que debe viajar de forma habitual.
Al analizar los distintos sectores demográficos, el informe pone de relieve que actualmente los millenials son los más propensos a aprovechar este tipo de viajes, siendo además las mujeres el género que más inclinado a disfrutar de esta posibilidad en todas las franjas de edad.