Dicen que China es la mayor fábrica del mundo. En China se fabrican desde nuestros teléfonos inteligentes hasta las bombillas que utilizamos en nuestros hogares, desde la ropa que nos ponemos al trapo que utilizamos para limpiar el polvo. Resulta por lo tanto bastante habitual que cuando una empresa decide lanzar un nuevo producto, busque en China los socios necesarios para desarrollar parte o la totalidad del producto que desea vender.
El problema es que moverse en China no es precisamente sencillo. A la enorme barrera cultural que supone el idioma, lidiar con la burocracia y las distintas leyes locales no es precisamente un camino de rosas. Para facilitar el camino a las empresas que quieran adentrarse en el curioso mundo de buscar un proveedor chino, surge Sourcify, una startup que se ocupa prácticamente de todos los trámites necesarios.
A través de su portal encontraremos proveedores y fábricas que han pasado su test de calidad, asegurándonos trabajos realizados en tiempo y con todas las garantías. La startup se encarga de revisar y verificar las credenciales de cualquier empresa asiática que quiera darse de alta en su sistema y comprueba su historial comercial.
Por otro lado Sourcify en función del proyecto que queramos desarrollar, se encarga de proponernos los candidatos que mejor se pueden ajustar a nuestra oferta, bien por su grado de especialización, bien por sus condiciones económicas.
Una vez que aprobamos a uno o varios proveedores, la startup se encarga de compaginar las distintas agendas de los actores implicados, formalizando reuniones introductorias y poniendo en marcha una posible relación comercial entre las partes implicadas.