Estados Unidos quiere ponerles las cosas fáciles a los emprendedores extranjeros. Para atraer emprendedores de otros países, el Gobierno americano acaba de aprobar una ley que flexibiliza la estancia en el país y los permisos de trabajo
para estos profesionales.
Una vez la ley quede sancionada definitivamente, aquellos emprendedores que quieran «hacer las américas» obtendrán dos años de permiso para vivir y trabajar en Estados Unidos, que podrán prolongarse otros tres hasta un total de cinco.
Para obtener estos nuevos permisos de trabajo, los emprendedores deberán demostrar que poseen al menos el 15% de una startup con sede en Estados Unidos, tener un papel central en el desarrollo de operaciones en la empresa y que la misma tenga potencial para crecer con rapidez y generar empleo.
La última de las condiciones se traduce en la práctica en que el emprendedor deberá contar con al menos 100.000 dólares concedidos por el Gobierno en una de sus líneas para emprendedores o un mínimo de 345.000 dólares provenientes de inversores americanos, que tengan un historial comprobado de haber respaldado otros startups y compañías en fase de crecimiento.
Lo que propone el Gobierno en este terreno es por lo tanto, un «visado startup» diseñado específicamente para atraer talento y que se pone en marcha en un momento en que la inmigración se ha posicionado como uno de los temas candentes de las elecciones presidenciales del próximo otoño.