Las Apps han monopolizado en los últimos años la mayoría de las pantallas con las que nos relacionamos. Teléfonos, tablets, televisores y…¿relojes inteligentes? Pese a que llevan unos años con nosotros, los conocidos como smartwatches son de momento el «patito feo» del mundo App. Ni Android Wear ni sorprendentemente el Apple Watch de los de Cupertino, han conseguido de momento despertar pasiones entre una comunidad de desarrolladores que en el mejor de los casos, se conforma con extender algunas funcionalidades de las Apps que ya tienen para los distintos sistemas operativos móviles.
La presentación el pasado mes de mayo de Android Wear 2.0 y del nuevo watchOS 3.0 hace sólo unos días, quiere poner fin a esta situación, apostando en ambos casos por permitir a los desarrolladores el uso de Apps nativas, es decir que puedan instalarse directamente en el reloj y que no dependan (tanto) de un smartphone.
Un avance que unido a la integración de las tarjetas eSIM que empiezan a incorporar algunos relojes inteligentes, deberían convertir estos dispositivos en gadgets mucho más interesantes que lo que hemos visto hasta ahora. ¿Pero es así? ¿Pueden estas nuevas características conseguir el «amor» de usuarios y desarrolladores? De momento y salvo en nichos muy concretos como la cuantificación personal o el ejercicio físico, nones.
A falta que las nuevas versiones de ambos sistemas operativos se estrenen de forma oficial el próximo otoño, todo indica que los desarrolladores siguen a lo suyo: lanzar nuevas Apps o mejorar las que ya tienen para smarphones, tablets e incluso, televisores inteligentes.
Lo refleja el último estudio de Realm que indica que tras la última Keynote de Apple (en la que se presentaron actualizaciones para todos sus sistemas operativos) ha crecido el interés para desarrollar nuevas Apps para iOS y tvOS, mientras que en el caso de watchOS los desarrolladores han mostrado básicamente una fría indiferencia.
Si el nuevo tvOS ha experimentado un espectacular aumento del 133% en el número de desarrolladores registrados en la últimas semanas, o si el veterano iOS consigue seguir creciendo a un rimo 3%, resulta desolador que en el caso de watchOS ni un sólo desarrollador nuevo haya decidido empezar a experimentar con las betas del nuevo sistema operativo. 0%, nein, nada.
¿El motivo? Principalmente las bajas ventas. Ni Android Wear ni Apple Watch (pese a ser mucho más vendido que los relojes inteligentes de Android) han conseguido cumplir con las expectativas que se habían creado. Su escasa autonomía y no haber conseguido desarrollar una característica diferencial, les ha puesto a la cola de los gadgets que ahora mismo un usuario estaría dispuesto a comprar.
Por otro lado, los desarrolladores siguen sin ver claro dónde está el modelo de negocio para las Apps destinadas a un smartwatch. Porque los usuarios sí, están dispuestos a pagar por una App que además ofrezca gratuitamente soporte para un reloj inteligente, pero parece poco probable que quieran pagar por Apps exclusivas para la más pequeña de las pantallas.
Por lo tanto destinar recursos y dinero a dispositivos que ni se venden bien ni tampoco parecen ofrecer claros escenarios de uso, pasada la novedad, se vuelve cada vez menos atractivo. Estamos convencidos que los relojes inteligentes van a encontrar un espacio propio, pero también que probablemente ese espacio puede no estar protagonizado por Apps, o almenos tal y como las conocemos en estos momentos.