El elevator pitch es la presentación de tu negocio o empresa a un potencial inversor en breves minutos. La idea surge a partir de un escenario hipotético: cómo vender tu proyecto a un posible inversor si te lo encuentras en un ascensor. Debes ser directo, concreto, trasmitir pasión y lograr hacerlo en menos de 3 minutos.
Vivimos en una sociedad inmediata. Nunca sabes dónde y cuándo tendrás la oportunidad de presentar tu empresa, especialmente si estás buscando inversión, como ocurre estos días con cierta frecuencia a multitud de emprendedores. En esas circunstancias, nunca sabrás realmente en qué momento y bajo qué circunstancias podrías encontrarte con una persona interesada en invertir en tu compañía.
Los elevator pitch no son solo importantes para poder captar inversión. Si buscas partners o clientes potenciales, disponer de un breve discurso comercial bien aprendido te dará muchas opciones para poder ofrecer tus servicios o los de tu empresa en cualquier ocasión de una manera clara. Por ese motivo resulta extremadamente importante tener un discurso de elevator pitch bien estructurado y aprendido para poder captar la atención de tu interlocutor en unos pocos minutos.
Éstos son algunos consejos para poder estructurar un buen elevator pitch:
1. Una buena entrada
La primera frase debe dejar al inversor deseando saber más. Es la contestación al clásico “¿a qué te dedicas?” y puede permitirse ser misteriosa y no dar detalles. En vez de “desarrollo una app para pedir comida a domicilio”, contestar “me aseguro de que tengas la barriga llena”. La curiosidad podrá al interlocutor, que pedirá una explicación. Ahí es cuando entra la descripción concreta. Muy importante: callarse tras decir esta primera frase, dejando al otro procesar la información, confundirse y, a continuación, preguntar.
2. No hablar de uno mismo
Muchos emprendedores tienden a aprovechar estas oportunidades irrepetibles para contar por qué hay que confiar en ellos, cuál es su experiencia, cómo han llegado hasta la idea. A pocos inversores les importa, al menos en ese momento. Mucho mejor si en el discurso se habla de las necesidades de la gente que satisface el producto o servicio en cuestión y sobre todo si al interlocutor le queda claro qué conseguiría trabajando con ese emprendedor.
3. Al grano
Los pequeños detalles no importan. Cuando se tienen solo tres minutos, la paja es más que nunca eso, solo paja. Los detalles llegarán más adelante, cuando el elevator pitch haya logrado cerrar alguna reunión, pero en este momento es todavía publicidad. Un anuncio sin letra pequeña que intriga, atrae y deja claro qué hace la startup.
4. ¿Por qué eres diferente al resto?
Los inversores están hartos de escuchar elevator pitchs, de tener que atender a emprendedores que juran que ellos tienen el proyecto en el que deben poner su dinero. La conversación debería dejar también muy claro por qué la startup es única y diferente al resto (por lo que sí, hay que decirlo).
5. Practicar y adaptarse
Posiblemente la primera vez que surja la oportunidad de hacer un elevator pitch sea un desastre, y la segunda también. Como en todo, la práctica es parte del secreto y ante un público se sabe mejor qué funciona y qué no. Es importante saber también con quién se habla: no es lo mismo un inversor que un posible cliente, por lo que hay que saber también adaptar ese elevator pitch al tipo de público.