Si lo hubiese sabido antes. Es una de las frases que todos alguna vez hemos dicho cuando nos arrepentimos de haber dado ese paso. Es una frase que seguramente también pronuncian a diario miles de nuevos emprendedores, que al montar su primera empresa, no sabían realmente dónde se estaban metiendo. A todos ellos va dirigido este artículo, en el que reflejamos aquellas cosas que debemos saber, desde ya, antes de tomar la decisión de emprender. No son desde luego todas las que debemos saber. Pero sí que nos han parecido bastante significativas.
No todas las startups consiguen financiación
Es cierto que el acceso a la financiación ha mejorado notablemente en los últimos años. Sin ir más lejos, en España este año se han batido todos los récords relativos a rondas de financiación y se han producido algunos exits bastante sonados. Además en una fase inicial, sí que es verdad que el acceso al capital semilla se ha relajado y siempre que haya un gran proyecto de por medio, es relativamente sencillo acceder a esta primera fase de financiación. Sin embargo también lo es que la mayor parte de la financiación dirigida a startups centra sus esfuerzos en el sector tecnológico o que presenten un uso intensivo de las nuevas tecnologías.
Por otro lado, aunque el acceso a este primer capital semilla es relativamente sencillo, acceder a una segunda o tercera ronda de financiación es bastante más complicado. Los fondos y VC’s suelen centrar sus esfuerzos en los proyectos más prometedores y aunque existan ideas con gran potencial, simplemente no hay dinero disponible para financiar todas las grandes ideas y muchas se quedan por el camino.
Un emprendedor es su propio jefe…pero sólo en parte
Una de las razones que mencionan con más frecuencia para animar a emprender, es esa libertad que da «ser tu propio jefe». Y en cierta medida es verdad: todo depende de nosotros. Pero por otra parte, en realidad el emprendedor es «esclavo» de todas las circunstancias que le rodean: mentores, inversores, socios y sobre todo, clientes.
En mayor o menos medida todos influyen en la dirección que va a tomar la empresa y lo que es más: si el emprendedor decide que todo este «feedback» no va con él, porque es él quien toma las decisiones, perderá financiación, beneficios y clientes.
Necesitas mucho más que una buena idea
No es sencillo tener una buena idea de negocio. Pero por difícil que sea, una buena idea es únicamente el punto de partida. Además necesitas tener la experiencia necesaria para dirigir la empresa, un plan de negocio sólido, saber llegar al mercado en el momento adecuado, conocer al dedillo qué está haciendo tu competencia, acceso a la financiación cuando la necesitas y un gran equipo que pueda desarrollar tu visión. Todo esto es mucho más complicado que tener una buena idea, y sin esto, cualquier gran idea puede convertirse en un tremendo fracaso.
El crowdfunding funciona pero no es sencillo
El crowdfunding puede ser una gran idea para lanzar un proyecto emprendedor. En plataformas de «recompensas» como Kickstarter, Indiegogo o Lánzanos, casi cualquier persona puede poner en marcha su proyecto y acceder a financiación. Pero precisamente gracias a esos, conseguir destacar en estas plataformas no es sencillo.
Es un proceso que requiere de mucho esfuerzo, saber cómo alcanzar visibilidad, dar de lo que hablar en medios de comunicación, etc. Y por supuesto, el éxito no está garantizado. Para muchas empresas puede ser más interesante una alternativa como el crowdlending, donde en este caso la empresa responde no tanto ante la expectativa de un proyecto, como ante la rentabilidad que pueda ofrecer a sus inversores.
Tu ciudad todavía cuenta
Aunque tu proyecto sea puramente on-line, sigue teniendo gran importancia la ciudad desde la que decides emprender. En primer lugar porque hay ciudades que tienen una cultura emprendedora mucho más arraigada que otras. Esto no da sólo lugar a sinergias entre dichas empresas, sino que frecuentemente, origina todo un ecosistema a su alrededor, como una mayor presencia de business angels, inversores VC, oportunidades de encuentro, eventos dedicados, etc.
Incluso acceder a la financiación «tradicional» es más sencillo para una empresa que se encuentre en una ciudad con muchos casos de éxito que en otra en donde los proyectos emprendedores e innovadores sean una anomalía.
Ser una startup no es una fiesta continua
Para muchos, la idea que tienen de cómo se trabaja en una startup podría ser una mezcla de «El lobo de Wall Street» y «La red social». Fiesta continua, grandes oportunidades para los trabajadores, comida gratis y clases de Yoga en horario laboral. Pero más bien al contrario, trabajar para una startup puede convertirse en el trabajo más estresante que uno pueda imaginar. Largas horas de trabajo, poco tiempo para comer, obsesión con los resultados a corto plazo, presión externa para crecer, etc.
No es necesario dejarlo todo y emprender
Sí, es cierto: el mundo está lleno de emprendedores que abandonaron su antiguo puesto de trabajo, utilizaron sus ahorros para poner en marcha su propia empresa y terminaron convirtiéndose en millonarios. Pero también está lleno de otros que hicieron lo propio y fracasaron, perdiendo su empresa y su antiguo trabajo. No es necesario dejarlo todo de un día para otro para montar una empresa. O dicho de otra forma, se puede emprender de forma gradual.
¿Se puede ser emprendedor a tiempo parcial? No desde luego si queremos tomarnos nuestra empresa en serio. Pero sí que podemos empezar a valorar el potencial de nuestra idea y de nuestro producto sin necesidad de abandonar la empresa para la que trabajamos. Hay tiempo.