No es ningún secreto. Europa atraviesa una de sus crisis más profundas. Hay una crisis económica. Hay una crisis política. Hay una crisis social. Hay una crisis de refugiados. Y según la prestigiosa publicación Harvard Business Review, Europa también atraviesa una profunda crisis digital. Una crisis en la que las startups y empresas del viejo continente no sólo palidecen al compararse con sus equivalentes en Estados Unidos, sino que también quedan en mal lugar cuando se compara la escena del viejo continente con la de un mercado tan dinámico como el asiático.
Según el estudio llevado a cabo por la Universidad americana (Digital Evolution Index) de los 50 países que fueron sometidos a análisis en términos de desarrollo digital en sus economías, únicamente tres europeos (Suiza, Estonia e Irlanda) pueden clasificarse como «Destacados» al compararlos con la escena global.
Entendiendo en este sentido el término «Destacados» como que su alto nivel de desarrollo digital resulta atractivo para grandes empresas e inversores internacionales, junto al hecho de que han sabido crear un ecosistema de startups capaz de competir a nivel internacional.
Del resto, quince países llevan perdiendo posiciones desde el año 2008, con Holanda como uno de los más perjudicados en el nuevo contexto internacional. Según el mismo estudio, las últimas nueve posiciones de la lista la ocupan precisamente, naciones del viejo continente.
Países que a finales de los años 90 y principios de los 2000 eran toda una referencia en desarrollo digital, como Francia, Alemania, Reino Unidos o incluso los nórdicos (todos ellos líderes de la primera evolución de la industria mobile), son considerados ahora como países en clara recesión digital, estancados en un pasado que siempre fue mejor. En el caso de España la situación no parece tan grave y curiosamente junto a otros del sur de Europa como Portugal o Italia, sin ser especialmente destacados, se salvan ligeramente de la quema.
¿Qué países están ocupando entonces el lugar que solía corresponder a la industria europea? Especialmente, países asiáticos y latinoamericanos. Hong Kong, Israel, China, Singapur, Malasia, Tailandia, Chile, Colombia, Corea del Sur, Filipinas o México. Pero también países Oceánicos como Australia o Nueva Zelanda e incluso africanos como Sudáfrica, Kenia o Nigeria.
La respuesta de Europa
Un dato que sirve para ejemplificar la situación, es que en términos de compañías respaldadas por inversión de capital riesgo, Europa se encuentra en tercer lugar, con una distancia de más de cien millones de euros con respecto al continente asiático. De momento, la respuesta europea a esta situación de facto no ha sido especialmente espectacular.
De hecho, la comisión europea en los últimos años se ha preocupado más de investigar las posibles posiciones de monopolio de varias tecnológicas americanas (lo cual es legítimo) que de desarrollar las condiciones para un ecosistema digital más competitivo. Como nos explicó Andŕes Saborido, director de Wayra España, «Europa necesita muchos más casos de éxito» que son los que finalmente atraen inversión y provocan un efecto contagio/imitación.
Más interesante parece sin embargo, la intención de la Unión Europea de crear el famoso mercado único digital, con el que la Comisión espera que se cree una economía transformadora de hasta 471.000 millones de euros cada año y se creen 3,8 millones de puestos de trabajo asociados a las nuevas tecnologías. Si todo va bien, el que es considerado como nuevo tratado de Maastrich, debería estar operativo a finales de 2016.
Falta de inversión
Para los autores del informe no obstante una de las grandes claves para recuperar el paso perdido, pasa por aumentar significativamente la inversión I+D. Tomados en su conjunto, los países de la Unión invierten un 2% de su PIB en esta partida, es decir lo mismo que China (1,98%), aunque a gran distancia de Estados Unidos (2,8%).
Pero donde se produce el auténtico GAP es en la inversión en I+D a cargo del sector privado. En esta área, las empresas europeas invierten el 1,3% de su presupuesto, frente al 1,8% americano, el 2,6% japonés o el 2,7% coreano. La distancia es aún mayor si centramos el foco en el sector de TIC y los servicios de Internet.
En este terreno, únicamente un 8% de las compañías europeas pueden ser consideradas como unicornios (empresas TIC, apoyadas por fondos VC con una valoración superior a los 1.000 millones de dólares), frente al 25% de las asiáticas o el 67% que se registra en Estados Unidos. La inversión privada en Europa, tradicionalmente dependiente del sector bancario, sencillamente está lejos de los estándares que se manejan en otros continentes.
Un dato que esclarece este punto es que mientas la inversión de capital riesgo en 2014, para todo el continente europeo se situó en los 7.700 millones de dólares, sólo en Estados Unidos esta cifra se disparó hasta los 37.900 millones. Esto provoca que salvo algunas excepciones (como Spotify), las startups más prometedoras que tienen su origen en Europa, prefieran buscar un exit en Estados Unidos (caso de la sueca Mojang, creadora de Minecraft y que fue adquirida por Microsoft por 2.500 millones de euros), antes que reforzar sus raíces.
Finalmente los autores del estudio aseguran que Europa sigue siendo un continente que presenta demasiada refracción al riesgo y en el que le fracaso empresarial sigue siendo considerado un estigma del que cuesta recuperarse. Falta un cambio cultural que ya está produciéndose en algunos países asiáticos, donde los jóvenes (entre 20 y 35 años) se arriesguen de verdad y pongan su talento a trabajar en nuevos proyectos, tomando el fracaso como una consecuencia previsible y secundaria.