Según la Memoria de la Fiscalía General del Estado relativa al año 2014, las prácticas ilegales en Internet han aumentado nada menos que un 71,2%. De estas, las estafas on-line se llevan gran parte del protagonismo. El 84% de los delitos que se cometen en la Red están vinculados a estafas, siendo además estas las prácticas más denunciadas por los ciudadanos.
Phishing, carding, venta de productos fraudulentos, ofertas de trabajo falsas, etc. se encuentran entre los delitos más habituales. El primer paso para evitar ser una víctima más de estos delitos es conocerlos y saber cómo actuar si los detectamos. Estos son los más habituales a los que nos podemos enfrentar.
Phishing
El phishing es uno de los delitos on-line más “antiguos” en la corta historia de Internet. Consiste básicamente en intentar hacernos creer que nuestra entidad bancaria precisa que le confirmemos nuestros datos de acceso o claves personales, utilizando para ello cualquier excusa.
Normalmente el phishing se presenta como un mensaje de correo electrónico, supuestamente enviado por nuestra entidad bancaria. Pero no siempre es así. Un atacante puede por ejemplo desviar las conexiones que hacemos a la URL de la página de nuestro banco, a otra que es fraudulenta. Para evitar ser víctimas de phishing, valgan las siguientes recomendaciones:
- Nuestra entidad bancaria nunca nos va a solicitar claves por correo electrónico ni por cualquier otro medio on-line. Desconfía de cualquier correo electrónico que imite la apariencia de tu banco y te solicite rellenar un formulario con tus datos de acceso.
- Siempre que visitemos la web de nuestro banco, asegúrate que la dirección de tu oficina on-line incluye el protocolo de seguridad (https) y que efectivamente, la URL es la de tu banco y no otra similar.
- Confía en una solución de seguridad que incluya entre sus características, un módulo anti-phishing, capaz de detectar páginas fraudulentas.
Carding
Una de las actividades más extendidas de la deep web es la compra y venta de números de tarjetas de crédito. Hay varias formas por las que un atacante puede acceder a los datos de nuestra tarjeta. Pero en general, o bien hemos sido infectados por un virus capaz de leer las pulsaciones de nuestro teclado, o bien hemos comprado en una tienda on-line no segura.
La mejor práctica a la hora de compras en la Red, además de contar con una buena solución de seguridad, es trabajar con una tarjeta de crédito “apta para e-commerce”. Este tipo de tarjetas, comercializadas por la mayoría de entidades bancarias, son en realidad tarjetas pre-pago que podemos cargar desde nuestra cuenta principal.
De esta forma en caso de que seamos víctimas de un ataque, todo lo que perderemos en el peor de los casos, será la cantidad que hayamos cargado en ese momento. Por otro lado, utilizar soluciones de pago on-line como PayPal y otras (junto a una contraseña segura) ofrecen una mayor protección al consumidor en caso de fraude.
Ransomware
El ransomware se ha “puesto de moda” en los últimos meses y es en realidad, una de las amenazas más peligrosas a las que nos podemos enfrentar. El atacante infecta nuestro equipo y literalmente lo “secuestra”.
Todo lo que se nos muestra en pantalla es un mensaje en el que se nos advierte que a menos que no paguemos una cantidad determinada de dinero (normalmente en bitcoins, toda la información que contiene nuestro equipo será destruída. Curiosamente el ransomware es uno de los delitos menos denunciados, ya que se juega con la psicología del usuario, al que se le acusa de haber entrado en una página web “ilegal”, normalmente de carácter pornográfico.
En España uno de los casos más famosos de ransomware fue el conocido como “Virus Policía” en el que los atacantes se hacían pasar por el cuerpo nacional de policía.
Ofertas de trabajo falsas e ilegales
Aprovechándose de la crisis económica, en la Red han proliferado todo tipo de ofertas de empleo falsas. Las hay de todo tipo.
Las más “inofensivas” son aquellas que prometen al usuario ingresos regulares realizando algún tipo de actividad manual desde casa. Para ello, deben abonar previamente el coste de unos materiales que o bien nunca se reciben o bien, tienen como único objetivo seguir estafando a la víctima con la promesa de futuros ingresos.
Las más peligrosas no obstante, son las que utilizan al usuario como “mula” para blanquear dinero sin su conocimiento. La explican que todo lo que tienen que hacer es aceptar transferencias en su cuenta y a la vez, volver a transferir ese dinero a otras cuentas. Por algo tan sencillo, cobrarán una interesante comisión.
A las pocas semanas de iniciar esta práctica, los bancos suelen dar la voz de alarma de que uno de sus clientes está realizando una actividad financiera ilegal y pronto se presenta la policía en casa de la víctima. A pesar de que los jueces son conscientes de que el usuario ha sido víctima de una estafa, en la mayoría de las sentencias estiman que ha existido ánimo de lucro y es habitual que la “víctima” sea condenada a unos años de cárcel.
SMS Premium
Otra de las estafas en boga consiste en suscribir a un usuario a un servicio de tarificación especial, que envía SMS Premium a su terminal, a un coste que suele rondar los tres euros el mensaje.
Normalmente la víctima descubre que ha sido “abonado” a este tipo de servicios cuando deja su número de teléfono en una página de Internet, que le promete por ejemplo que de esta forma podrá ver esa película que se está intentando descargar o qué obtendrá más créditos para un juego determinado.
Pero también y cada vez más, hay casos en los que la víctima recibe en su teléfono un mensaje malicioso que incluye un enlace a un supuesto mensaje de voz. Una vez que se pulsa sobre dicho enlace, el número de teléfono se asocia a este servicio premium no deseado.
Pisos que no existen
Si un piso es demasiado bueno como para ser verdad, probablemente no lo sea. Es la máxima que tienen que tener en cuenta todos aquellos que recurran a Internet para encontrar un piso de alquiler. Pese a los esfuerzos que hacen las empresas del sector por eliminar ofertas falsas, es habitual encontrarlas casi a diario.
Suelen ser ofertarse como pisos con todo tipo de comodidades y lujos a precios realmente asequibles. Cuando el interesado llama para concertar una visita, el propietario afirma que no se encuentra en la ciudad, para enseñárselo pero que puede alquilarselo sin problemas a cambio de una primera señal. El pago eso sí, debe realizarse a través de un servicio casi anónimo como Western Union o similar.
Cuando el interesado acude a su nuevo piso, descubre frustrado que en realidad no existe y que ha sido víctima de una estafa.
El timo de la estampita 2.0
Por último mencionaremos a todas esas estafas que denominaremos como “timo de la estampita 2.0”. Herencias de príncipes nigerianos, mujeres del este de Europa que se ofrecen a ser nuestra esposa a cambio de dinero o funcionarios de países exóticos que afirman que tienen su dinero retenido y que sólo nosotros podemos ayudarles a solucionar su “problema”.
Son estafas que se aprovechan no de la buena voluntad de sus víctimas, sino más bien al contrario, del deseo que estas tienen de lucrarse a costa de la situación “desfavorable” en la que supuestamente se encuentra la persona que les contacta.
La avaricia y el amor propio de la víctima son los principales perjudicados, además de la pérdida de unos cientos de euros que le pueden servir como buen escarmiento.
