La morosidad se define como el retraso en el pago de una deuda. Este hecho, es excesivamente común entre empresas en España, con una repercusión directa tanto en la economía de esas corporaciones como en el empleo que estas pueden generar. Así queda constatado en un informe elaborado por Intrum Justitia, que ha logrado cuantificar el impacto que tienen los constantes retrasos en los pagos por parte de las empresas. En concreto, las pérdidas acumuladas, sólo entre febrero y abril del presente año, alcanzan ya los 36.816 millones de euros. Esta cantidad de dinero supone un 2% del total de las pérdidas sufridas por las compañías durante esos meses.
El futuro no es prometedor en lo que a morosidad se refiere, según reconocen las propias empresas. Según una encuesta incluida en este mismo informe, el 62% de las empresas españolas considera que la morosidad permanecerá intacta durante el próximo año, mientras que el 11% admite que los impagos aumentarán. Tan solo el 27% de las empresas tienen la confianza de que la morosidad se reducirá. Las propias compañías son las encargadas de exigir y abonar las cantidades en tiempo y forma, con lo que es muy significativo que ellas mismas no consideren una mejoría de la tasa de morosidad para los próximos meses.
Retraso de pagos en España: 73 días de media
Los 36.816 millones de euros perdidos por culpa de la morosidad se deben a que las empresas españolas se retrasan en su pagos una media de 73 días, lo que supone 45 días más que la media europea. Son las Administraciones Públicas las que más morosidad presentan, con una media de 103 días, cuando la Directiva europea sitúa el periodo máximo de pago en 30 días. Por su parte, las empresas que realizan negocios con otras empresas están en los límites legales del retraso en los pagos, con 69 días de media. Las empresas que realizan negocios con el consumidor se sitúan en 45 días. No obstante, el 83% de los empresarios encuestados afirma que sus clientes les han pedido en más de una ocasión ampliar los plazos de pago, porque no llegaban a tiempo a desembolsar la cantidad acordada.
La morosidad es un grave problema, como demuestran las cifras de pérdidas globales anteriores, pero además imposibilita acciones estratégicas necesarias para seguir creciendo y afrontar ciertas reformas dentro de una organización. De esta forma, el 72% de las empresas españolas presentan problemas de liquidez y el 50% ha asegurado que no pueden experimentar un crecimiento por culpa de la morosidad. Por lo tanto, el impacto va más allá de los casi 37.000 millones de euros anteriormente mencionados.
Morosidad y su impacto en el empleo
La morosidad tiene dos consecuencias realmente graves en torno a las empresas. La primera es la pérdida de grandes cantidades de dinero y la segunda es que las empresas no pueden ampliar los puestos de trabajo. Algo que es especialmente significativo en España, por lo que podría suponer para la reducción de las altas tasas de paro de nuestro país.
Según el informe de Intrum Justitia hasta el 11% de las empresas encuestadas no creen que vayan a realizar nuevos contratos en un futuro cercano. El 18% de las empresas aseguran que ampliarían su plantilla si los acuerdos económicos con otras empresas se cumpliesen, dentro de los plazos establecidos.
Para esquivar estos desequilibrios de caja, y evitar el freno de posibles acciones de generación de negocio, existen soluciones financieras que permiten a las empresas minimizar el negativo impacto de la morosidad. El factoring y el confirming son dos de las soluciones más comunes para que las pequeñas y medianas empresas puedan adelantar el cobro de las facturas impagadas. De este modo, contarán con liquidez, al recibir el pago de las facturas que se le adeuden de forma inmediata, sin tener que preocuparse por el retraso en el pago de su cliente.