La última WWDC supuso un nuevo impulso para Apple Pay, el sistema de pagos móviles de la empresa capitaneada por Tim Cook. El CEO de Apple anunciaba que Apple Pay llegaría este año a Reino Unido (abriendo así las puertas de Europa) y que incorporaría la posibilidad de trabajar con tarjetas de fidelización tras el lanzamiento de iOS 9 (previsto para este otoño). Apple Pay, lanzado de forma oficial en octubre de 2014 se vendió como la gran esperanza de los pagos móviles y muchos analistas (en MuyPymes publicamos el artículo «¿Puede Apple Pay revolucionar la industria de los pagos móviles?») pronosticaron que supondría el despegue definitivo de este tipo de pagos, ayudando a crecer al resto de la industria. ¿Ha sido así? ¿Qué impacto real están teniendo los pagos NFC desde la apuesta de Apple?
En primer lugar, los impactos positivos: tan sólo tres días después de su lanzamiento, Apple Pay ya contaba con más de un millón de tarjetas de crédito registradas. Además ha firmado acuerdo con más de 300 bancos y entidades de crédito y en general puede utilizarse en las miles de tiendas de todo el mundo que aceptan pagos NFC. La inclusión además en Apple Watch como forma de pago, ha convertido esta forma de pago en la más sencilla que podamos imaginar. Así que con estas premisas en la mano, podríamos pensar que la adopción de Apple Pay en Estados Unidos ha debido de ser espectacular, ¿No es así? Desafourtunadamente no todo lo que pinta bien sobre el papel, siempre se refleja de la misma forma en el mundo real.
Según un estudio realizado por Kantar World Panel Com Tech sólo el 13% de los usuarios que tienen la oportunidad de utilizar Apple Pay (tienen un iPhone6/iPhone6 Plus y viven en Estados Unidos) lo han utilizado alguna vez y de los que no lo han utilizado, únicamente un 11% indican que tienen entre sus planes el utilizarlo en un futuro. Tomadas con perspectiva estas cifras no son malas si tenemos en cuenta la situación de los pagos móviles antes de la llegada de Apple Pay, pero tras casi un año de su lanzamiento, de momento no se ve la revolución que prometía ser.
Problemas en varios frentes
Como suele pasar cuando se introduce una tecnología que quiere cambiar por completo la industria, Apple Pay se enfrenta a serios problemas en varios frentes. El primero y tal vez más serio, es el de ser capaz de crear demanda y una base de usuarios sostenida. Es decir, que más allá de los usuarios que prueban Apple Pay como curiosidad, lo encuentren lo suficientemente atractivo como para repetir.
Y aquí habría que plantearse cuál es la ventaja real de este sistema. Como en el caso de otros basados en NFC, en teoría nos permite dejarnos la cartera en casa y ahorrar unos segundos a la hora de realizar un pago. Pero más allá de eso, no agiliza realmente los pagos: sigue siendo necesario hacer cola frente a la caja y esperar el turno para pagar. Cuando llega ese turno, utilizar un móvil o una tarjeta contactless cambia poco. De hecho como vimos en «El ‘cash’ sigue siendo el Rey de los medios de pago en España», es precisamente el uso de tarjetas contacless el que más está creciendo.
El segundo gran escollo al que se enfrenta Apple Pay es a los propios comerciantes. Por mucho que Apple haya llegado a acuerdos con centenares de empresas, los usuarios siguen descubriendo que incluso aquellas que oficialmente aceptan Apple Pay, en muchos establecimientos todavía no han implementado el sistema, lo cual no hce sino generar confusión en el usuario. Pero con eso y con toda la potencia que tiene Apple, se calcula que menos del 20% de los establecimientos comerciales de Estados Unidos están preparados para aceptar estos pagos o otros basados en NFC. Y una vez más, el dato no es tan negativo como puede parecer. Si todo va bien, es de esperar que en cinco años esta cifra se multiplique por dos o por tres.
Más preocupante es en cambio la fragmentación del mercado. El en el caso de Estados Unidos un gigantes como Wal-Mart y Best-Buy se posicionaron desde el principio en contra de aceptar Apple Pay y a favor de utilizar su propio sistema: CurrentC. Y no es que ofreciesen al consumidor el poder utilizar uno u otro, sino que obligan a utilizar CurrentC y específicamente capan la posibilidad de Apple Pay. Si bien parece que están reconsiderando sus posiciones, de momento la situación es la que es.
Finalmente muchos pequeños comercios se quejan de que Apple Pay, si bien es más conveniente para los consumidores, no lo es tanto para ellos. ¿Por qué? Porque acceden a muchos menos datos. Apple Pay proporciona al consumidor una transacción que de cara al comercio es completamente anónima. En cambio, al pagar con tarjeta de crédito, pueden acceder al menos al nombre de la persona que les paga y si lo tienen en su base de datos, realizar acciones de marketing en consecuencia. Precisamente Apple quiere con la llegada de iOS 9 ataja este problema dando soporte a las tarjetas de fidelización y de puntos de las distintas tiendas, pero habría que ver cómo funciona esto para las más pequeñas.
En definitiva, es evidente que Apple Pay ha supuesto un gran paso para la popularización de los pagos móviles. Pero por otro también lo es que podría no ser suficiente.