¿Qué es el coche eléctrico?, ¿Qué ventajas tiene?, ¿Estamos preparados para la movilidad sostenible?, ¿Qué inconvenientes plantea? Son solo algunas de las preguntas que se plantearon en la mesa redonda “El Futuro del Coche Eléctrico”, organizada por IMF Business School y AEDIVE (Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico).
En el evento se plantearon muchos de los temas que normalmente se asocian a este fenómeno: la todavía escasa autonomía de estos vehículos, la falta de estaciones de recarga o unos incentivos fiscales que si bien existen, no están en España a la altura de otros países europeos. Prueba de ello es que mientras que en Noruega el 12% de los coches que se compran sos eléctricos, en España el porcentaje cae hasta un dramático 0,12%.
¿En qué se traduce este porcentaje? En 2014 en España se vendieron 1076 unidades de vehículos 100% eléctricos. No es una gran cifra. Pero supera en un 32% a los que se vendieron en 2013, año en el que los concesionarios despacharon únicamente 811 vehículos. El vehículo más demandado en este terreno ha sido el Nissan LEAF (465 unidades)un automóvil que con una autonomía de 199 km limita su uso a ciudad. En segundo lugar nos encontramos el curioso Renault Zoe (289 unidades) otro vehículo con un espíru claramente comercial y que ofrece una autonomía de 240 km. Nada mal si tenemos en cuenta que el coche con mayor autonomía del momento no es otro que el Tesla Model S, vehículo premium que supera los 300 km de autonomía pero que también supone desembolsar más de 100.000 euros.
Con eso y con todo para los expertos que participaron en la mesa redonda del IMF, la cuestión de la autonomía de estos vehículos (que está destinada a mejorar), es menos importante que el no tener una mentalidad preparada para el cambio. Y es que ni siquiera la industria automovilística parece demasiado interesada en defender las bondades de unos vehículos que no contaminan y que son más eficientes que los de combustión.
Todo esto en un momento en que el mundo parece encontrarse en un punto de inflexión con respecto al medio ambiente. Y la sensación es de un «ahora o nunca», si se quiere parar el cambio climático. Países tradicionalmente tan inmovilistas como Estados Unidos y China trabajan con una agenda para la próxima Cumbre Mundial del Clima que se celebrará en París a finales de este año, en la que quieren incluir por primera vez propuestas concretas. Y uno de los que podría salir más beneficiados de esta cumbre es precisamente, el uso del vehículo eléctrico. Porque no olvidemos que aunque en el mundo hay millones de industrias contaminantes, son los vehículos lo que tomados en su conjunto actúan como principal vector de contaminación.
Pero como recuerdan ponentes como Mark Gemmell, responsable de Drive& Dream y usuario de Tesla Motors, finalmente la adopción del coche eléctrico dependerá en buena medida de voluntad política en forma de incentivos fiscales y facilidades de uso. En el segundo término se han hecho algunos esfuerzos, como estaciones de recarga gratuitas, gratuidad en los aparcamientos, uso del carril Bus, eliminación del impuesto de circulación, subvenciones a la compra, etc. pero sigue habiendo toda una industria (la petroquímica) que presiona y va a seguir presionando para limitar los incentivos a este tipo de vehículos. En contraposición, la industria eléctrica es la que parece más interesada en su adopción, toda vez que si se fomenta el modelo de «recarga en casa» convencerá a los usuarios de la utilidad de contratar una potencia superior.
Con todo el coche eléctrico es todavía una realidad que da sus primeros pasos. Y aunque es más que probable que acabe triunfando, también es cierto que el camino que le queda por recorrer es tortuoso y lleno de obstáculos.