Entregar un paquete le cuesta por término medio a una empresa de mensajería unos 8 euros. Si tenemos en cuenta que una empresa del tamaño de Amazon entrega una media de 3,5 millones de paquetes al día, es fácil comprender ante el «problema» logístico y económico al que actualmente se enfrenta la multinacional capitaneada por Jeff Bezos.
Por este motivo desde hace unos meses está experimentando con nuevos métodos de entrega. Y los está ensayando casi todos: drones, entregas en vehículos, etc. El penúltimo en saltar a la escena es uno de los más polémicos: utilizar a particulares. La visión de Amazon pasaría en este sentido por animar a usuarios particulares y pequeñas empresas locales a realizar parte de los envíos del gigante de Internet, que de esta forma podría aliviar algo la factura logística que paga a final de cada mes.
De momento la compañía no lo ha confirmado ni desmentido de forma oficial, pero los rumores de que sean finalmente los usuarios los que a cambio de un incentivo, se ocupen de las entregas, no paran de crecer en Internet. Este modelo no obstante, plantea varios interrogantes. ¿Qué tipo de personas se van a contratar para esta misión? ¿Qué incentivo tienen? ¿Qué ocurre si un paquete no llega a su destino? ¿Pueden realmente sustituir un servicio tan profesionalizado como el que ofrece una empresa de mensajería?
Se comenta que en algunas ciudades, como podría ser San Francisco, Amazon podría encontrar en Uber o Instacar un aliado inesperado ala hora de llevar a cabo sus planes, toda vez que al fin y al cabo ambas empresas tienen en su modelo de negocio principal, la entrega de productos (o de personas en el caso de Uber).