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Jueves, 21 Noviembre 2024

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Así imaginamos la oficina del futuro

¿Cómo nos imaginamos la oficina del futuro? ¿De qué forma vamos a trabajar en los próximos diez o quince años? ¿Qué impacto van a tener las nuevas tecnologías de movilidad o fenómenos como el BYOD? En MuyPymes hemos detectado cinco tendencias que dan sus primeros pasos y que creemos que se van a adoptar de forma masiva a lo largo de la próxima década. Creemos que van a ser las siguientes:

Adiós a los cables

Las mesas llenas de cables tienen los días contados. Y no vamos a tener que esperar tantos años para empezar a comprobar cómo una buena parte de los cables que nos rodean, desaparecen de nuestro espacio de trabajo.

A corto plazo, vamos a ver cómo llegan a la empresa equipos que como el nuevo MacBook limitan al máximo el número de conexiones que habilitan en favor de una mayor movilidad. La introducción del nuevo estándar USB 3 Type C, permite utilizar un único puerto USB tanto para alimentar nuestro equipo, como para conectar un monitor externo, un disco duro o cualquier otro dispositivo que podamos imaginar. Se acabó el tener un cable para cada cosa. Con uno, tendremos más que suficiente.

A medio plazo, veremos cómo se cumple el viejo sueño de Tesla de proporcionar energía eléctrica de forma inalámbrica, con algunas modificaciones. De la misma forma que ya existen bases que nos permiten cargar nuestro smartphone sin necesidad de conectarlo a la Red, es probable que pronto veamos «mesas inteligentes» que hagan lo propio con cualquier dispositivo que situemos sobre las mismas.

Un proyecto interesante que se presentó hace unos años fue el AirEnergy de RCA, sistema que aprovechaba la señal WiFi de los routers de la compañía para enviar energía eléctrica a los dispositivos que tuvieran baterías compatibles, demostrando que este tipo de tecnologías ya están más cerca de lo que pensamos.

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No sin mi smartphone

A pesar de que algunos de los que nos leen prácticamente han nacido con un móvil en la mano, lo cierto es que el uso del smartphone sólo está dando sus primeros pasos en el mundo de las empresas.

De momento las organizaciones se limitan a permitir la introducción de nuestro dispositivo personal en nuestro ámbito profesional en lo que se conoce como BYOD (acrónimo de ‘Bring Your Own Device’) pero todo apunta a que vamos a utilizar nuestro dispositivo para mucho más.

Nuestro smartphone nos servirá para abrir y cerrar las distintas puertas de nuestra oficina gracias al uso de cerraduras inteligentes, para reservar salas de reuniones y otros equipamientos gracias a etiquetas NFC, para pagar dentro de las instalaciones de nuestra oficina servicios como máquinas de vending e incluso, para registrar nuestro estado de salud, cuantificarnos y medir la implicación que tenemos en cada proyecto.

Por supuesto podríamos ampliar este «No sin mi smartphone» al «No sin mi smartwatch» o «No sin mi tablet» pero creemos que al teléfono inteligente le quedan muchos años como el dispositivo más personal para el usuario.

Colaboración y privacidad

Desde la creación de la oficina moderna (años 40-50) se repite el debate. ¿Son mejores las oficinas de espacios abiertos en las que todos los empleados se ven las caras o por el contrario, es preferible una oficina compartimentada en la que cada trabajador pueda disponer de su propia privacidad?

Tras superar «la fase del cubículo», que se impuso con fuerza en los años 70-90 la tendencia actual es la de apostar por zonas amplias, limitar en la medida de lo posible los despachos y fomentar la colaboración entre los distintos departamentos, empleados, equipos de trabajo, etc.

Y esto por supuesto es positivo, pero no son pocas las voces que se levantan ante la falta de intimidad, como no poder hacer o recibir tranquilamente una llamada, o el disponer de un espacio «propio» en el que poder trabajar con más intimidad y menos distracciones.

A medio plazo lo que veremos es que sigue la apuesta por los espacios abiertos, en los que las salas no tendrán propósitos definidos, sino que se seguirá avanzando en la cultura de la flexibilidad. Pero a la vez, tal y como hace Google en todos sus campus, se crearán más espacios espacios de trabajo personal en los que los empleados podrán aislarse cada vez que necesiten ese «extra» de concentración pueden obtener en un espacio de trabajo común.

Una cultura del wellness

El absentismo laboral sigue siendo una de las grandes preocupaciones para las empresas. La productividad y los resultados económicos de la empresa están estrechamente ligados al grado de absentismo que sufre.

Como contrapartida, el término wellness se ha instaurado dentro de las organizaciones para definir el equilibrio saludable entre los ninveles mental, físico y emocional de sus trabajadores, obteniendo como resultados un bienestar general.

La cultura del wellness ya se traduce y va a seguir haciéndolo, en una mayor preocupación por el estado físico y anímico de los trabajadores por lo que veremos como se fomentan todo tipo de actividades saludables (desde promocionar el uso de la bicicleta hasta la siesta), se incide en cuidar la alimentación e incluso se ofrecen beneficios sociales como gimnasios, centros de yoga y meditación, clases de baile, etc.

A medio plazo también se va a utilizar la tecnología para medir «el nivel de wellness» de la fuerza laboral, siguiendo por ejemplo estrategias de gamificación como las que propone Yomp, una startup que a través de su App tiene como misión mantener alto el nivel de salud y energía física y emocional de los empleados de cualquier empresa.

La Googleización de la oficina

Una oficina ya no sólo es un espacio de trabajo, sino que cada vez más se ha convertido en signo de estatus, símbolo de lo que esa empresa significa y de lo que quiere ser. El camino lo marcó Google hace muchos años, siguiendo su ejemplo un buen número de empresas del Silicon Valley.

Pero no sólo. La mayoría de las multinacionales aspiran a producir un impacto en sus clientes a través del diseño, de la cultura corporativa que quieren transmitir. Y así lo hemos visto en «Las oficinas más cool del mundo» o en «Cinco oficinas de ensueño en las que querrás trabajar».

Pero lo que vamos a ver es que esta tendencia no se va a limitar a las grandes empresas. Cada vez más, las pymes se van a sumar a un fenómeno en el que la diferenciación nace en el mismo espacio de trabajo, en un provocar al empleado un «me encanta mi oficina» cuando comente dónde trabaja con sus conocidos.

Imagen: Shutterstock

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