Prestar atención plena a lo que estamos haciendo en cada momento. ¿Parece sencillo verdad? Y sin embargo en un mundo en el que las distracciones son la norma, no lo es. En nuestro puesto de trabajo, los correos electrónicos que se amontan, los whatsapps que aterrizan en nuestro smartphone, las actualizaciones en redes sociales que claman por nuestra atención, etc. se convierten en grandes fuentes de distracción responsables de que no prestemos la atención adecuada a lo que estamos haciendo en cada momento. ¿La consecuencia? Más errores en nuestro trabajo y baja productividad.
No es de extrañar pues que cada vez más, abunden los talleres y cursillos que enseñen a trabajadores y directivos a concentrarse mejor, a prestar atención plena a lo que hacen en cada momento. Es lo que los anglosajones llaman «Mindfulness» y que por su importancia en el mundo de las organizaciones, se ha convertido en una de las palabras del año para la revista Time, que el pasado mes de febrero, dedicaba su portada a lo que llamaba «The Mindful Revolution», toda una declaración de intenciones que ponía su foco en escapar de un mundo cada vez más estresante, en el que entre otras cosas la tecnología no nos ha hecho más libres, sino más dependientes.
El mensaje de Time no es el único. La revista Forbes publicaba a principios de ese mismo año su reportaje «Mindfulness is a useful business skill» y en realidad, basta introducir el término en Google News (todavía estás a tiempo) para descubrir el interés que el «nuevo» término ha provocado en los últimos tiempos.
Si entrecomillamos «nuevo» es sobre todo porque el concepto que se esconde tras el término anglosajón no tiene en realidad nada de original. Hablamos en realidad de un término que hunde sus raíces en el budismo y que está íntimamente relacionado con técnicas de meditación, visualización y contemplación, de modo que la persona que lo practica tiene una mayor capacidad de concentración y prestar atención plena a lo que le rodea en el momento en que se precisa.
En realidad una persona «mindfull» es necesariamente una persona más productiva, capaz de tomar mejores decisiones, menos proclive a dejarse llevar por sus emociones y más propensa a liderar un equipo. Estas características no han pasado desapercibidas por muchas empresas que de hecho, animan a sus empleados a sumarse a programas que tienen como objetivo estimular esta capacidad.
En Google por ejemplo, desde el año 2007 se ofrece a los empleados de la compañía la posibilidad de participar en el programa «Search inside yourself», basado en técnicas de respiración y meditación. En Nike, los empleados tienen acceso a lo que llaman «Relaxation Rooms» en las que además de descansar, pueden optar por apuntarse a una de sus clases de meditación o yoga. Y en AOL Time Warner, Yahoo!, Deutsche Bank, HBO o Procter&Gamble la situación es similar. Ante un mundo cada vez más rápido y estresado, la solución pasa por apretar el botón de pausa y meditar.
Incorpora el mindfulness a tu puesto de trabajo
Es cierto que la mayoría de las grandes empresas pueden permitirse el lujo de tener espacios dedicados a la meditación o subvencionar clases de yoga a sus trabajadores, pero en el caso de las pymes la situación no es ni mucho menos la misma. A menos que el gestor de nuestra empresa no esté realmente comprometido en esta área lo normal es que sean los trabajadores los que tengan que «subvencionar» su entrenamiento mindful. La buena noticia es que en realidad, no es tan complicado como parece.
La esencia del yoga y la meditación es prestar atención a nuestra respiración. A ser conscientes de que respiramos y cómo lo hacemos. En este sentido, esta disciplina nos ayuda a enfocarnos en el aquí y el ahora, a prestar atención a lo que estamos haciendo en cada momento, a concentrarnos en la tarea que tenemos entre manos.
Normalmente las personas que sufren estrés y en general la mayoría de nosotros, pasan su día pensando en lo que han hecho o lo que tienen que hacer en el futuro, pero prestan poca atención a lo que tienen que hacer en el presente, cada momento. La meditación nos ayuda en el espacio de trabajo, a no perder la concentración, a no distraernos con nuestro correo electrónico, redes sociales, las reuniones y llamadas de teléfono inoportunas.
No quiere decir que no nos vayamos a distraer nunca, pero nos va a ayudar a reconocer estas distracciones cuando se producen, ayudándonos a abandonar “para siempre” ese modo multi-tarea que nos nos ayuda en nada.
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