Ernestine Fu. 22 años. Tras asistir a un hackathon organizado por la aceleradora de startups Y Combinator (Dropbox, Disqus, airbnb, etc.) lanza su aplicación y startup Hello World, una app que básicamente une lo mejor de Foursquare (geolocalización, check-ins, posibilidad de encontrar lugares interesantes), con Snapchat (los mensajes se destruyen automáticamente transcurridas 24 horas). Dos meses después de su lanzamiento, Flu anuncia que Life 360, una red social pensada para mantener en contacto a los miembros de una misma familia y sus amigos más cercanos, está dispuesta a pagar por su startup más de un millón de dólares.
Pero antes de eso, el espíritu emprendedor de Ernestine Fu la lleva llevado a unirse a Alsop Louie Partners, uno de los muchísimos fondos de inversión en capital riesgo que estos días en Estados Unidos, luchan a brazo partido por el mejor talento. El fichaje que se produce tras haber obtenido una de las mejores calificaciones de su promoción en Harvard, la convierte además en la socia más joven de una empresa de capital riesgo de todo Silicon Valley.
¿Qué tiene de especial Hello World? Es lo que también se han preguntado en Business Insider, para llegar a la conclusión de que en realidad, podría pasar por una app más. Por no tener, con dos meses de vida, apenas si tiene usuarios que estén utilizando de forma activa una aplicación que en realidad, compite en uno de los nichos más poblados del ecosistema startups: redes sociales, mensajería instantánea y movilidad.
¿Qué hay entonces detrás de esta adquisición? En primer lugar la necesidad de mejorar los productos de Life 360, empresa que hasta el momento ha recibido 76 millones de dólares en ocho rondas de inversión. La startup, poco conocida en España, cuenta con 30 millones de familias registradas y 70 millones de usuarios activos, en una suerte de Path que como hemos comentado pone su foco de acción en mantenernos más unidos con nuestros seres más cercanos.
En segundo término, el hecho que a Life 360 le interesa contar con una persona de talento, capaz de impulsar su core business en las zonas donde más flaquean (como puede ser precisamente entre los jóvenes) y en tercer término, la propia voluntad de Fu de vender lo antes posible una empresa que estaba convencida de que no podía ser realmente competitiva en un mercado masificado como el que se mueve y por la que de hecho, ya había recibido otras ofertas «menos interesantes».
En términos absolutos y en el contexto americano, ni el dinero que se mueve en esta operación, ni el nombre de las empresas que entran en juego en la misma, ni el resultado final, tienen una gran importancia. Y sin embargo, a día de hoy, algo así sería impensable en España, país en el que nos frotamos las manos cuando tras mucho esfuerzo una startup consigue superar una ronda de financiación de poco más de 200.000 euros.