2,4 millones de dólares en su primera ronda de inversión. Es lo que ha conseguido Crave, una startup de Silicon Valley que se dedica a algo tan clásico como el desarrollo y comercialización de juguetes sexuales. Un nicho de mercado saturado, en el sin embargo Crave han conseguido destacar ofreciendo algo completamente diferente.
En primer lugar, ha conseguido que sus «dispositivos» sean tremendamente discretos. Tanto que como cuenta TechCrunch, su último modelo (Vesper), puede pasar perfectamente por un colgante sin que nadie pueda sospechar cuál es su verdadera función.
La otra característica que les hace destacar por encima de su competencia, es que se recargan vía USB, permitiendo a sus usuarios olvidarse de una vez por todas de las engorrosas pilas y contando además con hasta 8 GB de almacenamiento. Fabricados en acero inoxidable en su modelo básico, y plata o oro en sus versiones más «avanzadas», el diseñador industrial Ti Chang y el emprendedor Michael Topolovac han sido capaces de mostrar cómo en los nichos más «tradicionales» todavía hay un gran camino en el que se puede innovar.