Ya sea por temas profesionales o personales, estar continuamente consultando el smartphone, correo electrónico o redes sociales nos está volviendo más torpes. Tal es la adicción a la tecnología que una agencia australiana ha acuñado el término «phubbing» a partir de las palabras phone –teléfono– y snubbing –ignorar– para hacer referencia a una actitud que es habitual en reuniones personales y profesionales.
Además, existe un página web (stopphubbing.com) que asegura que un restaurante registra 36 situaciones diarias en las que alguien prefiere estar con su smartphone que hablar con su acompañante. Lo más sorprendente es que, según revelan, nueve de cada diez phubbers se convertirán en políticos. El mal uso de la tecnología y su adicción ha provocado que en Francia los sindicatos y la Confederación Francesa de Cuadros Directivos lleguen a un acuerdo: todos los consultores e ingenieros con cargos de responsabilidad deberán desenchufar durante once horas al día los ordenadores móviles que les conectan con el trabajo, y 35 horas durante los fines de semana.
El asunto es de tal gravedad, que grandes empresas como Google insisten a sus empleados en la necesidad de desconectar. Marisa Toro, directora de comunicación y asuntos públicos para el sur de Europa de la multinacional, explica que cuentan con varios recordartorios: «El primero es que descansen durante sus vacaciones, dejando todo su trabajo coordinado y delegado en el ámbito local e internacional; y, el segundo es para los jefes: tienen que respetar su tiempo libre tanto o más que el de su equipo evitando los emails. La empresa no penaliza a quienes no cumplan estos consejos, pero internamente no está bien visto».
Pero, el auge del teletrabajo está provocando todo lo contrario, que cada vez más personas terminen su jornada laboral y la continúen en casa, en un tiempo que deberían de aprovechar para descansar y desconectar. Peor es el caso de los trabajadores freelance, quienes tienen que auto imponerse horarios para no caer en las garras de la adicción tecnológica. Y es que, muchos investigadores son claros: «La conexión constante impacta en nuestro cerebro y reduce la capacidad de concentración».
Por otro lado, tanto abuso a estar permanentemente conectados termina pasando factura en lo que a productividad se refiere, es decir, sacrificamos nuestro rendimiento por tiempo «pegados» a una máquina. Desde Expansión nos dan algunos consejos para dejar de ser esclavos tecnológicos y aprendamos a administrar nuestro tiempo frente a cualquier aparato electrónico:
- Como ya hemos visto en algunos artículos, reserva algún tiempo para revisar tus correos electrónicos y no estés permanentemente pendiente a ellos. Por otro lado, piensa que una breve conversación telefónica es mucho más productiva que un intercambio de e-mails de largas horas o, incluso, días.
- Lo mismo ocurre con las redes sociales. A no ser que seas community manager y tu trabajo dependa de eso, intenta no estar pendiente de las redes sociales cada cinco minutos.
- Si no es algo muy urgente, intenta no responder a todos los correos que recibas al momento. Establece prioridades y céntrate solo en aquellos que no pueden esperar, siempre en el rato que dedicas a revisar el correo electrónico. Ve apuntando en tu agenda los que ya has revisado y los que te quedan por contestar.
- Utiliza tu tiempo libre para descansar y no para mirar cosas de trabajo. Cuando termines tu jornada laboral el trabajo se queda ahí hasta el día siguiente. Esto es algo que tienes que tener muy claro para aprender a desconectar y, sobre todo, a ser más productivo.
- Planifica antes de delegar. Un fallo en la coordinación se puede volver en tu contra y aumentar tu nivel de estrés.
- Si necesitas concentrarte en una tarea concreta, evita todo tipo de distracciones tecnológicas: acabarás antes y tu trabajo será más eficaz.