Una de las grandes barreras a las que se enfrenta el emprendedor es el miedo al fracaso. ¿Qué pasa si las cosas van mal? ¿Y si me la juego y no tengo los resultados que esperaba? La buena noticia es que la mayoría de empresas de éxito han «sabido» cosechar sonados fracasos.
Desde empresas «pequeñas» como Twitter, a enormes como Microsoft, pocas son las compañías que no se han tropezado con fracasos que amenazaban con superarlas. Fracasos de los que han aprendido y que los han convertido en mejores compañías. En este artículo queremos dar algunas pinceladas de lo que ha ocurrido en empresas como Twitter, Facebook, Google, Microsoft o Apple.
La compañía de microblogging más popular del mundo ha experimentado el más sonado de sus fracasos con Twitter Music. El servicio, que ha estado disponibe durante un año, disponía de su propia app para iOS y quería posicionarse como un nuevo espacio en el que descubrir música, siguiendo para ello la música que nos recomendaban nuestros contactos o a los que seguimos en esta red social.
El principal problema es que el uso de la aplicación no era precisamente intuitivo y que además, no permitía escuchar música directamente, sino que nos remitía a otras Apps a tal efecto, como Spotify o iTunes. La consecuencia lógica fue que los usuarios preferían escuchar música en un servicio dedicado como los anteriormente mencionados y no tener que utilizar una aplicación adicional.
La buena noticia es que Twitter ha tardado menos de un año en darse cuenta de que su #Music no iba a funcionar y ha redirigido los esfuerzos hacia otras áreas clave de la compañía.
A estas alturas los principales actores de la industria parecen estar de acuerdo que el futuro será mobile, o no será. Y sin embargo a Facebook le ha costado más que a otras encontrar su espacio en el terreno móvil. ¿Las causas? Sus varios intentos de crear un Facebook Phone, que nunca ha terminado de cuajar.
El primer intento lo encontramos en el HTC Chachacha, un smartphone de gama media, equipado con pantalla táctil y teclado que ofrecía a los usuarios algunas teclas de acceso directo a funciones de Facebook. Su éxito fue más bien discreto y tampoco la propia Facebook se mostró demasiado interesada en promocionar el terminal.
Su segundo y más serio inento fue el HTC First, un smartphone construido (esta vez sí) en torno a esta red social. El smartphone tuvo tanto éxito que en menos de un año pasó de costar 450 dólares a menos de 100 dólares. HTC First venía equipado con Facebook Home una capa de personalizada para terminales Android, que podía instalarse también en otros modelos. Facebook Home tampoco acabó de cuajar, pero muchas de sus ideas fueron introducidas en las nuevas Apps, creando una experiencia más completa.
Google ha dado en su historia varios traspiés en su historia, tanto en el lado del software como en el del hardware. En el campo del software, nos presentó nada menos que lo que se suponía que iba a ser la próxima generación de correo electrónico: Google Wave. La idea en principio no era mala: unir mensajería instantánea con herramientas de colaboración, integración de mapas, imágenes, vídeos, etc. creando grupos cerrados de colaboración.
¿El problema? Nadie sabía exactamente cómo funcionaba y tampoco había un espíritu de colaboración tan amplio que llevase a las personas a querer utilizar un producto que únicamente funcionaba entre los usuarios de Wave y no como el correo electrónico, que da soporte a todo tipo de proveedores.
Otro fracaso grandioso fue Google Buzz, una proto red social que invadía las bandejas de entrada de Gmail y que despertó la ira de los amantes de la privacidad. Pese a estos fracasos, el espíritu de Wave y de Buzz se tradujo en Google+ una red social que si bien todavía no está a la altura de sus rivales, va poco a poco ganándose la aceptación de los usuarios.
En el campo del hardware, Google se ha topado varias veces con la misma piedra: la televisión. Primero lo intentó con Google TV, un dispositivo que aunque prometía ofrecernos televisión a la carta, se topó de bruces con la negativa de las principales cadenas de televisión para «ceder» sus contenidos, lo que inevitablemente condujo el proyecto al fracaso.
Lo volvió a intentar (si es que se puede decir así) con el Nexus Q, un dispositivo de streaming con forma esférica que tenía todo lo necesario para triunfar, excepto una cosa: un precio desorbitado. De ambos fracasos nació Google Chromecast, un stick que también permite realizar streaming de contenidos multimedia y que esta vez sí, con un precio ajustado, convenció a la audiencia.
Microsoft
No, no vamos a hablar de Windows Vista. Los de Redmond, conocidos por la buena calidad de sus productos en el campo del hardware, fracasaron estrepitosamente cuando quisieron entrar en el terreno de la movilidad. ¿Alguien se acuerda de Kin? Si la respuesta es negativa es porque tampoco dieron demasiado de lo que hablar.
Presentados a medidados de 2010, los Kin (Kin One y Kin Two) fueron los dos primeros smartphones creados para sustituir a la obsoleta Windows Mobile. Estaban fuertemente orientados a las redes sociales y la mensajerís instantánea, pero su falta de soporte para aplicaciones desarrolladas por terceros y sus limitaciones técnicas, los convirtieron en un fracaso que se mantuvo poco menos de un año en el mercado.
Un destino similar tuvo Zune, el reproductor multimedia con el que los chicos de Redmond quisieron competir con el todopoderoso iPod de Apple. En este caso, si no tuvo el éxito que esperaban no fue porque Zune no fuera un gran producto (de hecho en muchos aspectos superaba al iPod) sino porque la marca de Apple y especialmente la de iPod, se encontraba en un momento de popularidad difícil de superar.
La buena noticia es que la estupenda interfaz de usuario de Zune y algunos de los conceptos que se introdujeron en Kin, se utilizaron como base para la construcción de Windows Phone, un sistema operativo de gran calidad y que poco a poco va creciendo en popularidad.
Apple
Tampoco la empresa de Cupertino se libra de los fracasos. Pese al incuestionable éxito de productos como el iPod, el iPhone o el iPad, la historia de la compañía se alimenta de pequeños y grandes fracasos que también la han llevado a ser lo que es hoy en día.
En los años 80, a un grandísimo ordenador como el Apple II, le siguieron estrepitosos fracasos como el Apple III o el más conocido Apple Lisa, equipo que aunque destacaba por una gran interfaz de usuario, resultaba demasiado caro para la época. Fracaso de altura fue también «Newton», la primer tablet de Apple o un producto como Pippin, una consola de juegos (has leído bien) con la que la empresa de Cupertino quiso competir con Nintendo y Sony.
Tras la vuelta de Jobs, Apple indudablemente redujo el número de fracasos, pero no quiere decir que no se produjese ninguno. Ping, su red social musical, fue ignorada por los usuarios desde el minuto 1. El iPod HiFi, un altavoz que se conectada directamente con los iPods de la empresa pero que costaba 350 dólares, tampoco convenció a los usuarios y su dificultad para diseñar ratones convincentes también es notoria, siendo sorprendente el conocido como ratón hamburguesa, que acompañó a los iMac de 1998.