¿Es Homer Simpson el mejor y más grande emprendedor de la historia? Si lo medimos en aventuras empresariales iniciadas, diversidad de los sectores y técnicas de marketing aplicadas, desde luego el mundo empresarial está en deuda con el protagonista de una de las series de animación más populares del mundo.
En MuyPymes hemos querido realizar un sentido homenaje a Homer Simpson y hemos reflejado las que creemos que han sido sus aventuras empresariales más divertidas y curiosas.
Mr Quitanieves
En el capítulo Mr. Plow, Homer compra una limpiadora de nieve y entra de lleno en el negocio de quitar la nieve que obstruye la entrada de garajesc carreteras, calles y zonas comunes. No sólo entra de lleno en el negocio, sino que es uno de los capítulos en el que emplea a fondo sus conocimientos de marketing.
Además de anuncios en forma de octavilla que deja en los coches que encuentra aparcados en la calle, desarrolla su propia cartera de servicios premium, regala camisetas y otro merchandising a nuevos clientes, crea su propia canción en forma de rap y contrata los servicios de una agencia de publicidad que acaba produciendo un inexplicable anuncio que en realidad, encierra un guiño a la genial «Ciudadano Kane» de Orson Welles.
CompuGlobalHyperMegaNet
Los albores del comercio electrónico no pillaron a Homer con el pie cambiado. En pleno auge de la burbuja puntocom, Homer decide fundar su propia empresa on-line. Nace así CompuGlobalHyperMegaNet, una empresa on-line que nace sin que Homer necesite ningún ordenador (de hecho la «gestiona» desde el teléfono de su casa) y sin que nadie (sobre todo el propio Homer) sepa a qué se dedica o cuáles con los servicios que ofrece.
La popularidad de una compañía tan opaca (estupendo reflejo de una época), llama la atención al propio Bill Gates, que en un estupendo cameo, afirma que quiere comprar la «startup» de Homer, se presenta en su casa y acaba por romper el escaso mobiliario con el que supuestamente, dirige la compañía.
El mago de las finanzas
Aunque Homer ha tenido más o menos, buenas ideas de negocio, siempre ha tenido ciertas «dificultades» con los números. Hay dos capítulos que demuestran que buenas ideas pueden fracasar estrepitosamente por no haber previsto con anticipación sus necesidades financieras.
En «El niño que hay en Bart» Homer se hace con una cama elástica (regala por Krusty), la instala en el jardín de su casa y se le ocurre la estupenda idea de cobrar a los niños por dar unos cuantos saltos. ¿El problema? Los niños empiezan a caerse, tropezar y caer mal y algunos padres amenazan con demandar a Homer, que termina poniendo fin a su negocio por no tener seguro.
Por otro lado en «A Bart le regalan un elefante», Bart gana un elefante en un concurso de radio. Para amortizar y sacar rendimiento al paquiermo (bautizado como ‘Apisonadora’) decide cobrar a los niños para subirse y jugar con el elefante. Comienza cobrando 2 dólares y tras conseguir ganar 58$ en tres días se declara ante Marge como un «el mejor empresario del mundo» hasta que Marge le recuerda que sólo la comida de «Apisonadora» les cuesta 300 dólares. La reacción de Homer es subir el precio de las entradas a 500 dólares y como consecuencia, perder todos sus clientes.
Vendedor de azúcar
En «La rival de Lisa» Homer se aprovecha del hecho de que ha volcado un camión de azúcar para robar cientos de kilos y apilarlos formando una montaña en su jardín. Por supuesto su intención es sacar un beneficio económico y empieza a vender puerta a puerta paquetes de azúcar de 1 Kg por 1 dólar, cuando en el mercado su precio estaba a 35 céntimos.
El hecho de que el azúcar tuviese en su interior cristales rotos y tornillos hace decaer unas ventas que no obstante, se recuperan cuando millones de abejas se ven atraídas por la montaña de azúcar de Homer. Para rentabilizar su «inversión» decide vender la montaña de azúcar y las abejas a unos apicultores que están dispuestos a pagar 2.000 dólares. Por supuesto todo se va al traste cuando una tormenta deshace la montaña y las abejas vuelven solas a sus colmenas.
Innovando con el Tomacco
La vida en el campo también puede ser una gran oportunidad de negocio. En el capítulo E-I-E-I-(Gesto de disgusto), Homer y su familia se ven obligados a huir a la vieja granja familiar por un encontronazo con un «caballero sureño» que les reta a un duelo de «pistolas al amanecer».
Al intentar plantar tomates y ver que no acaban de crecer, decide darle un empujón a la naturaleza regando la tierra con uranio radioactivo lo cual produce como resultado una nueva especie vegetal que parece tomate, pero que sabe a tabaco y de ahí Tomacco. El tomacco tiene la propiedad se ser tremendamente adictivo y Homer decide venderlo, tanto que atrae la atención de la industria tabaquera que le ofrecen comprarle la idea.
Por supuesto las negociaciones no salen como deberían ya que mientras que la tabacalera les ofrece 150 millones de dólares, Homer hace una contraoferta de 150.000 millones.
La guardería de Tío Homer
Si hay algo que no soporte Homer Simpson es aburrirse. Y es lo que empieza a sentir en el capítulo «Hijos de un bruto menor». En este capítulo, tras un partido de baloncesto, Homer se lesiona en la rodilla y el médico le obliga un reposo absoluto en casa. Como se aburre y tiene poco que hacer, comienza cuidando a los hijos de Ned Flanders (Rob y Tod) y al descubrir que se le da bien, inaugura «La guardería de Tío Homer» un centro de día en el que pueden permanecer los niños hasta que son recogidos por sus atareados padres. Por supuesto, cobrando por ello.
El hecho de que acabe cuidando mucho mejor de los hijos de otros que de sus propios hijos, despierta el ánimo de venganza de Bart y Lisa, que se lo hacen pagar en una ceremonia en la que exponen al público todos los defectos y meteduras de pata del pobre Homer.
Contrabandista de cerveza
La mafia y el propio Homer Simpson saben que cuando hay escasez, hay necesidad, cuando hay prohibición la necesidad se dispara. Es lo que ocurre en el capítulo «Homer contra la decimoctava enmienda». En un momento en el que se aplica la Ley Seca en Springfield tras unos terribles disturbios callejeros, Homer se las ingenia para introducir alcohol en la ciudad.
Para ello se hace con unas bañeras que utiliza para producir cerveza en su propio sótano y desarrolla un complejo sistema de túneles que acaban directamente en la taberna de Moe, utilizando para la entrega de botellas, bolas para jugar a los bolos. Se convierte de repente en el Barón de la Birra y todo marcha bien hasta que se queda sin cerveza e intenta seguir su aventura intentando reproducir otros licores que sin embargo, no dan el resultado esperado .
Y aunque hasta aquí os hemos hablado de siete de las aventuras empresariales de Homer Simpson, en realidad han sido muchas más. Homer Simpson ha llegado a ser asistente personal de estrellas de cine, contrabandista de fármacos (y de verduras), dueño de un equipo de fútbol americano (Los Broncos de Denver), fabricante de velas, heladero o recolector y revendedor de grasa, entre muchos otros trabajos y aventuras profesionales.