Las mujeres en España cobran de media un 16,2% menos que sus colegas varones, según los datos de 2011 publicados este lunes por la Comisión Europea y que colocan a las españolas en línea con la media europea y en mejor posición que países como Austria, Alemania y Reino Unido.
Bruselas constata en su informe una «débil tendencia a la baja» de esta brecha salarial, porque se ha reducido un 1,1% desde 2008, pero lamenta que las diferencias entre hombres y mujeres se hayan estabilizado. Ese 16,2% que separa el salario de un hombre del de una mujer no ha variado desde 2010 ni en el caso de España, ni en el de la Unión europea en su conjunto.
En la clasificación por países, los mejores resultados los ofrece Eslovenia, en donde la diferencia salarial es del 2,3%, mientras que los sueldos más desproporcionados entre hombres y mujeres se dan en Estonia (27,3% de diferencia), seguido por Austria (23,7%), Alemania (22,2%) y Reino Unido (20,1%).
La brecha salarial supone que las mujeres europeas trabajan «gratuitamente» unos 59 días al año de media, según denuncia Bruselas, pese a la directiva en materia de Igualdad que existe desde 2006 y que sólo dos países (Francia y Países Bajos) han trasladado de manera «clara y transparente» estas normas a sus legislaciones nacionales.
La vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Justicia, Viviane Reding, ha asegurado que «queda mucho por hacer» en materia de igualdad en el trabajo y se ha lamentado de que, para reducir las diferencias salariales, muchas de las medidas se hayan dirigido a «una reducción del sueldo de los hombres, más que a un aumento del de las mujeres».
«La igualdad en los salarios entre hombres y mujeres por un mismo trabajo es un principio inscrito en los Tratados europeos desde 1957. Ya es hora de que esta igualdad sea una realidad en el empleo», ha insistido Reding.
El informe que publica Bruselas apunta a que la puesta en marcha de medidas para la igualdad de salarios se ve obstaculizada por «la falta de transparencia de los sistemas de remuneración, la ausencia de criterios claros y la falta de información a los trabajadores».