La mayoría de las aplicaciones y los servicios para organizar nuestras tareas intentan ofrecer al usuario casi todos los elementos que necesita para mantener su día a día organizado. Partiendo de los proyectos, pasan a las listas de tareas, a las subtareas, a las fechas de inicio y fin de un proyecto, a los contextos e incluso a la colaboración con otros miembros de nuestro equipo.
Y aunque todo esto está muy bien, el resultado puede ser abrumador. Tanto es así que en muchas ocasiones, entregados a la última aplicación de productividad del momento y con el firme propósito de «esta vez sí», muchos acaban abandonándolas porque finalmente no no resulta práctico el ocuparse del hecho mismo de gestionar sus tareas. Y no es que no sea útil, sino que muchos consideran que al final les roba un tiempo que no quieren entregar a la organización personal.
La clave para estas personas sería poder contar con una aplicación muy sencilla de utilizar, que requiriese de una mantenimiento mínimo pero que a la vez, siguiese siendo lo suficientemente útil como para tener sentido.
Y hay algunas en este campo. Google Tasks es un buen ejemplo, aunque peca de su dependencia de Gmail. Wunderlist es otra que frecuentemente es citada y aunque es sencilla, entra en ese tipo de aplicaciones a las que tenemos que dedicarles cierto tiempo.
Quizás una de las que mejor consiguen su propósito es Workflowy, un servicio cuyo lema lo dice todo: make lists, not war. El servicio hace suyo ese dicho que dice que la mejor forma de organizarse es tener una hoja de papel en blanco. Y de esa guisa se nos presenta, como una página en blanco que nos invita a escribir y organizar nuestras listas.
La listas de organizan de forma jerárquica, como por ejemplo: Trabajo-MuyPymes-Artículos-Flowy, y podemos navegar entre las mismas de una forma muy similar a como lo haríamos en un Wiki, teniendo elementos que se contraen o se expanden en función de nuestra posición y a dónde queremos llegar.
Más allá de eso, el servicio integra un potente buscador y algunas herramientas adicionales, como la posibilidad de añadir una nota a un elemento, marcas las tareas como completadas, mover elementos entre las listas, compartirlas de forma pública o privada o exportarlas en diversos formatos.
Y eso es todo. No es un servicio que tenemos que mantener, no nos va a mandar recordatorios por e-mail o por notificaciones push (tiene apps para iOS y Android) y no nos va a permitir llevar a cabo todas esas acciones avanzadas que necesitan los usuarios más exigentes. Le encantará en cambio a los amantes del minimalismo, de la sencillez extrema (pero con sentido), a los que necesitan un gestor de tareas pero que en realidad, no quieren tenerlo.