¿Qué nos convierte en personas improductivas? En ocasiones las ganas de trabajar, nuestro compromiso con el proyecto o nuestro deseo de encajar en un equipo, no nos hace ser más productivos ni trabajar mejor. A veces arrastramos hábitos que no hemos sabido detectar a tiempo (o a los que no hemos querido prestar atención) y que van a lastrar nuestra forma de trabajar. En este artículo identificamos (y ponemos solución) a los diez más peligrosos.
1. Permitir distracciones
Las distracciones forman parte de nuestro día a día. Llamadas de teléfono que no conducen a nada, reuniones inesperadas, visitas que se presentan sin avisar… no siempre es fácil mantener la concentración. Y sin embargo, el hecho de que las distracciones nos «ataquen» no significa que no podamos lidiar con ellas. Desconectar el teléfono móvil, avisar que no queremos ser molestados, reservar tiempo en nuestra agenda para nosotros mismos, etc. con forma de evitarlas.
2. No fijar nuestros objetivos o fijar demasiados
Comenzar un día-semana-mes sin tener un objetivo claro, es como ponernos a conducir nuestro coche sin saber dónde queremos ir. ¿El resultado? Podemos perdernos o acabar en un sitio muy diferente al que nos conviene estar. En «Cinco errores que cometemos a la hora de fijar nuestros objetivos» o «Siete reglas para formular objetivos realistas» os contamos algunas de sus claves.
3. Procrastinar
La procrastinación en sí misma no es necesariamente negativa, ya que nos ayuda a desconectar durante unos minutos y tomar el impulso necesario que necesitamos para ponernos a trabajar en otra tarea. Lo que ya no resulta tan recomendable es pasar buena parte de nuestro tiempo procrastinando, aplazando sine die esas tareas y decisiones importantes que tenemos que afrontar.
En «21 trucos para dejar de procrastinar» y en «Siete síntomas que nos ayudan a reconocer la procrastinación» os contamos algunos secretos para poder superar esa agradable pero poco productiva actividad.
4. Una vida desorganizada
Ver demasiado la televisión, no comer a las horas apropiadas o no hacerlo de forma sana, saltarnos comidas o comer frente al ordenador; no saber diferenciar entre nuestro tiempo de trabajo y nuestro descanso persona; no hacer ejercicio o no saber desconectar. Son algunos de los síntomas que evidencian que tenemos una vida desorganizada. Y ese desorden se va a reflejar directamente en nuestra productividad.
En «5 maneras de introducir el ejercicio en tu rutina de vida empresarial» o «Alimentos que consiguen que trabajemos mejor» os mostramos algunas razones para el cambio.
5. No controlar los gastos
Si no controlamos lo que gastamos, en qué invertimos nuestro dinero o si estamos cumpliendo con nuestro presupuesto, perdemos una buena parte del control sobre nuestra vida. Y para conseguirlo no son necesarias grandes inversiones o apostar herramientas complicadas. Algunas tan automatizadas como Wallo o Fintonnic pueden ser un buen lugar para empezar.
6. No gestionar nuestras tareas, ni nuestro día
Para muchos, cada día es una aventura inesperada. Llegan a su puesto de trabajo y simplemente esperan que las cosas ocurran. Este tipo de planteamiento provoca que se pasen buena parte de su jornada laboral «apagando fuegos», atendiendo a tareas «urgentes» y dedicando muy poco tiempo a lo que deberían ser sus proyectos más importantes.
En MuyPymes hemos dedicado muchos artículos a la gestión del tiempo o a cómo organizar nuestras tareas. Como punto de partida os recomendamos la lectura de «20 claves para gestionar mejor tu tiempo», para pasar a continuación al nuestro artículo «Cómo se escribe una gran lista de tareas».
7. Multitarea, micromanagement y no saber delegar
La multitarea no sólo es uno de los grandes enemigos de nuestra productividad, sino que además, como comentamos en nuestro artículo, el cerebro de los seres humanos es incapaz de procesar dos tareas al mismo tiempo, por lo que resulta totalmente contraproducente el entregarnos a esa práctica.
Algo similar podríamos decir del micromanagement, o lo que es lo mismo: la incapacidad que tienen algunos profesionales para delegar hasta las más pequeña de las tareas.
8. Consumir demasiada información
La mayoría de nosotros vivimos en un estado de sobre información continua. Decenas de e-mails seacumulan en nuestra bandeja de entrada, almacenamos cientos de páginas web en nuestra carpetas de “Favoritos”, estamos inscritos en tres o cuatro redes sociales que nos “obligamos” a revisar a diario. Corta con todo eso, no lo necesitas No sólo vivimos en la era de la información, sino que la información nos bombardea por todas partes, alejándonos de lo que realmente importa.
9. Ignorar las ventajas de las nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías se han convertido en uno de los grandes aliados de nuestra productividad. No sólo porque nos permiten permanecer conectados desde cualquier parte, sino porque nos ofrecen recursos necesarios para hacer casi cualquier cosa que podamos imaginar. Pese a todo, miles de empresas prefieren seguir trabajando «como toda la vida», utilizando herramientas obsoletas y negándose a «subirse al carro».
10. No admitir ni aprender de tus errores
Lo dicho.