La denominada tarifa plana de 50 euros, que en un principio estuvo limitada a los menores de 30 años, se ha ampliado definitivamente a todos los nuevos emprendedores, independientemente de su edad. De este modo, todos los emprendedores que inicien una nueva actividad podrán disfrutar de una cotización reducida de 50 euros, en lugar de los 250 euros que, como mínimo, tenían que hacer frente hasta ahora.
«Que se limitara la normativa solo a los jóvenes no tenía lógica», asegura Lorenzo Amor, presidente de ATA. De hecho, uno de los motivos que han llevado a ampliar los topes de edad ha sido el escaso eco que ha tenido la iniciativa.
La ampliación de la medida viene acompañada de unos condicionantes. En el caso de los jóvenes autónomos menores de 30 años (35 en el caso de las mujeres), la tarifa es de 50 euros durante los primeros seis meses del negocio, 130 los seis siguientes y 180 durante otros 18 meses (bonificación del 30%); en total 30 meses de ayudas.
Para los mayores de 30 años, las bonificaciones se limitan a 18 meses: 50 euros durante los seis primeros meses, otros seis en los que abonarán 130 y un semestre más, en el que cotizarán 180. Las medidas suponen un ahorro de casi 2.000 euros durante el primer año de la actividad.
Lo cierto, es que a pesar de esta nueva ley, los autónomos siguen enfrentándose a un grave problema: La falta de financiación, y siguen pidiendo que se abra el grifo de los créditos a los pequeños emprendedores. Tal y como afirmó Amor: «Para el 80%, los banqueros son sus padres, su familia o sus amigos».