Ante la falta de crédito y las dificultades que tienen las empresas a acceder a la financiación, ¿Puede el crowdfunding convertirse en un salvavidas para nuestra start-up? ¿Tiene sentido este modelo para financiar nuestra empresa en las primeras etapas de desarrollo?
El crowdfunding es cada vez más popular entre usuarios y empresas que quieren financiar desarrollos concretos, como el caso de Canonical con su Ubuntu Edge. ¿Pero puede servir también para financiar a una empresa en su conjunto, como palanca para el desarrollo de un proyecto empresarial? Sramana Mitra, conocida emprendedora, publica un interesante artículo en Harvard Business Review (Can Crowdfunding Solve the Startup Capital Gap?) en el que explica las razones por las que al menos en parte, el crowdfunding puede ser parte de la solución a la falta de financiación. De su extenso artículo, hemos querido destacar siete grandes reflexiones.
1. En primer lugar parte de la situación actual: un falta de financiación que lo que lleva es a que los emprendedores acaben por pedir dinero a familia y amigos (el famoso Friends Fool’s and Family). Aunque en ocasiones sale bien, resulta habitual que la incapacidad del emprendedor para devolver el dinero prestado, acabe deteriorando su relación con las personas a las que le ha pedido el dinero.
2. La otra opción es por supuesto la de recurrir a un Business Angel o a un fondo de capital riesgo. El principal problema de esta vía es que este tipo de actores normalmente sólo invierten en proyectos que les aseguren una clara estrategia de salida, además de en proyectos que tengan al menos en su origen la intención de crecer a gran escala. Requisitos que dejan fuera de su ámbito de influencia a más del 90% de las empresas.
3. Esto no quiere decir que sean empresas que no puedan generar beneficios, pagar dividendos y resultar realmente rentables en muchos nichos interesantes del mercado. Y es aquí donde entra el papel del crowdfunding. Apostar por empresas que sí pueden llegar a ser rentables y en un modelo similar a lo que propone Kickstarter, obtener beneficios a cambio de la inversión.
4. ¿En qué áreas? Muchas empresas necesitan una inyección de entre 50.000 y 10.000 euros para empezar a funcionar. A partir de aquí, resulta mucho más sencillo acceder a oportunidades de financiación mayores. Por eso el crowdfunding puede tener un peso realmente interesante en estas primeras etapas de financiación, en este empujón inicial que permita a la empresa arrancar.
5. ¿Cuál es el principal obstáculo? Que independientemente de la fórmula de financiación que se escoja, el riesgo de fracaso de la empresa sigue siendo alto. Como muchos estudios se empeñan en señalar, la mitad no suele sobrevivir al primer año de vida y sólo una de cada diez llega con éxito a la psicológica frontera de los cinco años. Si las cosas van mal, no sólo tendremos que responder ante un inversor contrariado, sino ante decenas de ellos.
6. Para el inversor particular, apostar por una empresa en sus primeras etapas de financiación, es una apuesta de alto riesgo y no es una tarea complicada encontrar productos en el mercado que se presentan como una inversión mucho más segura. Pero si las cosas salen bien, entonces el retorno de la inversión suele ser mucho mayor de lo que no puede proporcionar casi cualquier producto financiero.
7. Si el crowdfunding empresarial llegase a cuajar, no sería extraño encontrarnos a empresas que cómo en el caso de la denostadas Moody’s o Fitch hiciesen una «valoración e investigación» previa sobre nuevas start-ups, sirviendo como consejeras sobre en qué proyectos merece la pena invertir e incluso elaborando rankings sobre sus posibilidades de éxito.
