Trabajar en una start-up es similar a hacerlo en una pyme, pero con pequeñas-grandes diferencias. Mientras que en una pyme podemos estar hablando de un negocio consolidado en el que tenemos muy claras cuáles van a ser nuestras funciones y qué es lo que se espera de nosotros en una start-ups las cosas pueden ser algo diferentes.
En la start-up el objetivo es trabajar para lanzar un producto o servicio novedoso, muchas veces con recursos limitados en el marco de una organización en lo que prima es la implicación de los miembros del equipo, frente a otros aspectos del negocio. Por este motivo, si estamos considerando trabajar para una start-up, no haríamos mal en prestar atención a las siguientes advertencias que nos hacen desde Venture Beat
1. Trabajar para una start-up implica tener un control directo sobre nuestro trabajo, hacer algo en lo que creemos, pero también hacer cualquier otra cosa que nos puedan requerir
Aunque muchas veces trabajar para una start-up puede representar la forma en la que expresar nuestro potencial creativo, también va a implicar que vamos a tener que realizar muchas tareas que no nos van gustar.
Es decir que mientras buena parte del tiempo vamos a trabajar en ese proyecto que adoramos, en muchas otras ocasiones tendremos que echar una mano en administración, gestión o en el área comercial. A diferencia de una gran empresa o de una pyme consolidada, en la start-up la frontera de lo que son y no son nuestra responsabilidades, son un tanto borrosas.
2. Muchas start-ups piensan en ser la próxima Instagram. Sin embargo el riesgo de fracasar es bastante elevado.
Según un estudio de la Universidad de Harvard, el 75% de las start-ups acaban por fracasar. Datos similares a los que se registran en nuestro país en el que se ha demostrado que 9 de cada 10 nuevas empresas no superan los cinco años de vida. Así que antes de dar el «Sí quiero» no está de más que hagas una investigación previa para intentar determinar si esa aventura empresarial tiene al menos los mimbres necesarios como para llegar a buen puerto.
Y muchas veces incluso con un gran producto y un equipo de trabajo realmente implicado, las cosas no acaban por salir bien. Ten en cuenta el impacto que puede tener para tu carrera profesional. Un curriculum repleto de experiencias cortas puede representar un gran NO para tu próxima entrevista laboral. Por otro lado, tal vez esa empresa en la que te has embarcado, sí que tenga todo lo necesario para prosperar.
3. Más flexibilidad a costa de un salario inferior
Si vienes del mundo de la gran empresa, no esperes que se te ofrezca un salario similar. Normalmente las start-ups están pagando un 30% menos de lo que se suele ofrecer en una empresa consolidada. A cambio, suelen ser equipos mucho más dinámicos que tienden a favorecer la conciliación, ofrecen una mayor flexibilidad horaria y fomentan otro tipo de prácticas como pueden ser el teletrabajo.
4. Más visibilidad a cambio de una menor formación
El ambiente que se vive en una start-up es muy atractivo. La atmófera de trabajo es distinta. Nos encontramos en un proyecto en el que todo cree y en el que se trabaja con más ilusión que en otro tipo de empresa. El reconocimiento y la satisfacción que obtenemos por el trabajo realizado es mayor. A cambio es probable que no tengamos un programa de formación o de desarrollo de carrera tan intenso como el que podemos tener en una empresa más grande.
5. Y lo más importante, aunque sin duda en una start-ups nos vamos a divertir, la presión y el estrés puede ser mucho mayor que en otras empresas
La presión por conseguir resultados, desarrollar en negocio de la empresa y en definitiva, conseguir crecer, puede suponer una presión añadida para muchos de los trabajadores de una start-up, que no tienen la ventaja de centrarse únicamente en hacer bien su trabajo.
A pesar de todo, trabajar para una start-up puede ser una aventura apasionante, llena de pequeños-grandes desafíos que pueden ayudarnos a ser mejores profesionales.