El miedo al fracaso es uno de los principales temores del emprendedor español. Cuando salen a la luz datos como nueve de cada diez empresas cierran antes de cumplir los tres años y casi la mitad fracasan en los 12 primeros meses, el profesional español tiende a echar el freno de mano antes de lanzarse a al mundo empresarial.
Y sin embargo el fracaso es, en la mayoría de las ocasiones, un fenómeno positivo del que desde luego, podemos y debemos aprender. Es la base sobre la que Ricardo Cortines construye su libro ¿A qué esperas para fracasar? en el que entre otras cosas asegura que «Ni el poder, ni el dinero, ni la religión, ni el amor…lo que mueve el mundo es el fracaso».
En este sentido en ¿A qué esperas para fracasar? se destroza el mito de que quien fracasa es necesariamente un fracasado. El fracaso no tiene por qué ser una experiencia trágica si se saben extraer lecciones valiosas de lo que ha ido mal y cómo se pueden evitar los errores que se han cometido en un futuro.
Pero Cortines va más allá al recomendar a todo el mundo que descubra el fracaso, que experimente sin miedo el desenlace, porque como afirma en la última parte de su libro, es posible convertir un fracaso en un éxito.