La fuerza de la música puede ayudarte mucho en el proceso inicial de la creación de tu nueva empresa. Tanto es así, que, incluso, ya hay un libro en el que se ha reunido una selección de canciones que pueden marcar el ritmo en la creación de una empresa. Se trata del jukebox del emprendedor, escrito por Guzmán López y donde se pueden encontrar canciones como el Satisfaction, de los Rolling Stones, hasta el The End, de The Doors.
Muchos de los grandes de la tecnología, como Mak Zuckerberg tienen su canción. “Soñé que era el rey. Me desperté, seguía siendo el rey”. Esta letra, de una de las canciones de Eminen y Bruno Mars, la preferida del CEO de Facebook. Tampoco es un secreto la miscelanea musical que Steve Jobs llevaba en su iPod: Coldplay, Green Day y grupos de la década de 1980 y la new age, como U2 o Talking Heads, sin descartar a The Beatles o Bob Dylan, de los que dijo más de una vez que adoraba, por su espíritu de cambio.
Veamos qué tienen en común la música y el proceso emprendedor:
El principio. La pasión, la ilusión y la fuerza impulsan la puesta en marcha de cualquier iniciativa. Es el momento de confiar en ti mismo, como decía Bob Dylan en su Trust yourself, pero también de Satisfaction, de los Rolling Stones. López explica que escogió esta última pieza porque incide en la clave, en el denominador común de todo emprendedor, la satisfacción: “La necesidad interna de realizar un deseo, de dar rienda a una pasión, de disfrutar y vivir intensamente el emprendizaje”. Los ingredientes de un combustible incombustible.
La perspectiva. Analizar la competencia y no perder de vista los cambios que se producen en el mercado es fundamental para el desarrollo de tu negocio. Esta toma de perspectiva la recoge Pearl Jam en In my tree, una canción que cuenta la historia de un personaje que trepa a un árbol y empieza a verlo todo de otro color. Se trata de alejarse para acercarse, conocer lo que hay fuera de la empresa y que puede enriquecer el desarrollo de tu compañía.
Pisa el acelerador. En la puesta en marcha, el punto de partida que va a garantizar el lanzamiento definitivo de tu compañía es el momento de subir las escaleras. Así lo cantaba Led Zeppelin en Stairway to heaven, una canción larga y compleja, como lo es la consolidación de una empresa. En este camino, también hay que tener fuerza y sacar el tigre que todos llevamos dentro y luchar. Así lo decía Survivor en su Eye of the tiger, famosa por ser la banda sonora de la película Rocky III. Entonces, Sylvester Stallone –protagonista de la saga– pidió una canción con garra y la tuvo, una cargada de energía.
Seduce. Uno de los éxitos del cantante británico Rod Stewart fue Da ya think I’m sexy –¿Crees que soy sexy?–, un ritmo que tiene mucho que ver con el arte de la seducción que los emprendedores tienen que poner al servicio del negocio. Es el momento de seducir al consumidor y conquistar el mercado. López asegura que “los clientes consumen aquello que más les enamora”. Y para ilustrarlo pone un ejemplo: “Cuando paso por el escaparate de un concesionario de BMW y veo allí los descapotables negros brillando bajo la luz de los focos, a veces siento que el coche me está cantando el estribillo de esta canción”. No escatimes esfuerzos para conseguir este efecto.
Bienvenido a la jungla. La última fase es la definitiva. Tu negocio marcha a buen ritmo y conviene que no lo pierdas, que sobrevivas en la jungla. Como dice la canción Welcome to the jungle, de Guns N’ Roses, no olvides dónde estás y hacia dónde caminas. Si eres emprendedor tú eres el jefe. Una responsabilidad que, incluso, te puede hacer añorar tu anterior jefe.
Nada termina. Emprender es una aventura y, cuando las cosas no van tan bien, conviene echar mano de Queen y tararear eso de The show must go on. El autor de este libro ha escogido The end, de The Doors, una triste despedida. Pero “en el emprendedor, como en la vida, no hay nunca realmente un final”, concluye.
