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Viernes, 22 Noviembre 2024

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Debates MC: Nuevos retos de formación en las pequeñas empresas

La formación empresarial vive uno de sus momentos más críticos. Por un lado las empresas, ahogadas por la crisis económica, cada invierten menos dinero en la formación de sus trabajadores pero por otro, la consultoras de formación que han estado en la «cresta de la ola» en los años de bonanza económica, han sufrido un fuerte ajuste en su estructura y muchas han tenido que reinventarse para sobrevivir.

Son dos de los puntos en los que han coincidido los asistentes a nuestro Debate MC «Retos de formación en las pequeñas empresas», un encuentro en el que hemos contado con la presencia de Juan de Dios (director técnico de la escuela CICE), Carlos Martínez (director general de Grupo IMF), José Luis Gómez  (director de marketing de Global Estrategias), Elena de la Mata (directora de Audentia Formación), Lina Vélez  (directora de desarrollo de negocio de formación y empleo de Élogos)  y Fernando Muñoz (director del área de empresas del Grupo Femxa).

«Ha habido una burbuja en el sector de la formación»

Se ha pasado de un escenario de «café para todos» a otro muy diferente, en el que las empresas de formación han tenido que hacer grandes esfuerzos para adaptarse a las necesidades de sus clientes, para ofrecer una oferta muy personalizada que deja atrás los viejos esquemas con los que han estado trabajando cuando «España iba bien».

«Hasta ahora hemos casi obligado a las pymes a consumir sus créditos (formación bonificada) y hemos estado lanzando planes de formación inútiles» lanza Fernando Muñoz, lamentando que como en otros casos, «ha habido una burbuja en el sector de la formación».

«Nos hemos sobresaturado de estructura» reconoce Lina Vélez, añadiendo casi con sorna que «hemos cometido los mismos errores que nuestros clientes (refiriéndose a empresa como Telefónica, Indra, etc.)».

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Por esto motivo las empresas tal y como indica Juan de Dios «ya no se plantean planes de formación genéricos y se ha ido mucho más a lo concreto, a una mayor especialización en todos los sentidos porque hasta ahora hemos tenido muchos planes de formación innecesarios».

La realidad es que «Había muchísima formación para empleados, un café para todos que obligaba a asistir a cursos cada dos semanas» asegura Elena de la Mata, añadiendo que a día de hoy la formación empresarial «está mucho más dirigida y orientada a problemas concretos» porque con la que está cayendo «las propias empresas estaban empezando a cuestionarse la propia viabilidad de la formación» concluye José Luis Gómez. En el mismo sentido abunda en que «la crisis está produciendo una depuración del mercado y quien no sepa ajustarse o adaptarse a la nueva realidad, lo va a pasar mal».

«El esfuerzo continuo no está asumido en la sociedad española»

Una de las conclusiones más interesante a las que se han llegado en nuestro Debate MC, es que no sólo es la formación empresarial la que está atravesando una larga travesía por el desierto, sino también el mismo concepto de formación en España y cómo es encarada por ciudadanos, administraciones, profesionales y empresas.

Una formación que, en palabras de Lina Vélez tiende «a la titulitis» en la que «ni siquiera los directivos de las grandes empresas tienen asumido la cultura del esfuerzo» y en la que muchos profesionales se han creído que por tener un cargo, «no tenían que hacer nada porque ya lo sabían todo». «Hemos confundido el título o el certificado del curso, con la puesta en valor de lo aprendido» y por eso concluye que en nuestro país se vive «una auténtica crisis social», un país en el que «no hay un enfoque humanista de las relaciones laborales».

En esto incide Juan de Dios que explica que «ha habido un auténtico desdén por parte de las administraciones, que no han sabido valorar la formación que se impartía» . Tanto es así que la formación bonificada, que se impartía de forma gratuita a los trabajadores, «no era valorada por las propias empresas y contaba más bien poco cuando se mostraba en un curriculum profesional»

La misma suerte ha corrido (o sigue experimentando la formación profesional.  «La formación profesional ha tenido en España un grandísimo desprestigio social, porque incluso en épocas en las que se ganaba mucho dinero (electricistas, fontaneros, etc.) nadie quería acudir a este tipo de formación» dice Carlos Martínez, una afirmación que complementa Lina Vélez al asegurar que  «el español desprecia la formación profesional y alza la universitaria, porque lo considera un estatus social. La titulitis está en el ADN español».

«El e-learning no tiene ni trampa ni cartón»

Si como habíamos visto hasta ahora la formación empresarial está viviendo un nuevo paradigma, parecía legítimo preguntar sobre si habían cambiado también las metodologías de formación. Desde hace años se viene afirmando por ejemplo que el e-learning es el futuro de la formación, sin que ese futuro en nuestra opinión, haya conseguido convertirse en un presente consolidado.

Parte del problema es que tal y como asegura Fernando Muñoz, «el e-learning requiere de mucho más autodisciplina que la formación presencial, porque no tiene ni trampa ni cartón». No obstante coincide con el resto de los presentes al comentar que el discurso de formación presencial versus e-learning está más que superado ya que ambas modalidades «son perfectamente complementarias».

Eso sí, lo que no puede ser es que «las plataformas de e-learning sean únicamente un plataforma de documentación en la que se cuelgan PDF’s porque esto se ha demostrado que ni interesa ni funciona». Es interesante señalar como en este punto Juan de Dios explica que a pesar que hay centros formativos que trabajan en esta dirección, «no toda la oferta formativa se puede trasladar al on-line, no todo puede pasar a formar parte de una plataforma».

También en este punto Lina Vélez indica que lo que realmente importa, no es si la formación es on-line o no lo es, sino si «hay un aprendizaje colaborativo, si existe un aprendizaje experiencial. Lo que importa es la metodología que hay detrás, si se relaciona con la inteligencia racional».

En este punto Elena de la Mata nos habla del social learning, que resumiéndolo rápidamente es la integración del mundo 2.0 en la formación, «la filosofía de querer transmitir información a través de redes compartidas de conocimiento. Son redes de intereses comunes que comparten conocimientos de una forma más natural, menos forzada y cuyo desarrollo es mucho más rápido que el que se da en un escenario tradicional de e-learning».

Finalmente José Luis Gómez puntualiza que el e-learning tiene que crecer entre otras cosas «porque hay un cambio generacional» sin que eso quite que entone el mea culpa en el sentido de que las consultoras se «han acomodado en viejas metodologías».

«Desde la universidad tradicional se quiere acabar con la universidad on-line»

La crisis de formación de la que hablábamos antes también se refleja en la universidad tradicional, la pública que como tantos informes reflejan, ni está a la altura de las mejores del mundo, ni apuesta por subirse del todo al carro de las nuevas tecnologías, ni por apostar seriamente por el mundo de las empresas.

«La universidad pública refleja muchas de las deficiencias del sistema público. Bolonia (el plan de) ha fracasado estrepitosamente y tampoco hay fondos para reestructurar la situación» se lamenta José Luis Gómez, al tiempo que denuncia que «la universidad se sigue creyendo el ‘centro del mundo’ mostrando una desconexión total e incluso hostilidad hacia el mundo de las empresas».

A diferencia de estas, «las escuelas de negocio españolas tienen tanto prestigio internacional porque entre otras cosas no funcionan como la enseñanza pública, contratan a los profesores en función de su prestigio y tienen una fuerte conexión con el mundo empresarial» explica Fernando Muñoz.

Pero no sólo eso. Para el responsable de IMF Formación «existe una corriente muy extendida que dice que a las universidades on-line ‘hay que quemarlas’ ,se quiere acabar con ellas porque amenazan su negocio tradicional».

Es una idea en la que coincide con Lina Vélez, quien denuncia que «hay un lobby cerrado en la universidad pública que no quiere dejar pasar la iniciativa privada. La enseñanza pública tiene muy claro que la enseñanza es del profesor al alumno y no entiende otro modelo».

Esto provoca para Juan de Dios que haya «una alta falta de competitividad en la universidad pública española, que es incapaz de tener un mayor acercamiento a la realidad».

¿Cuál es entonces el futuro de la formación empresarial y de las empresas que se dedican a impartirla?  La conclusión principal es que ante tiempos difíciles hay que reinventarse. Ahora que no fluye el dinero público la competitividad es clave para subsistir.  Hay nuevos nichos donde trabajar duro como los postgrados, que cada vez tienen mayor demanda, o la educación práctica de los emprendedores.  Hay que especializarse y dar soluciones integrales, además de apostar por la internacionalización, tal y como han hecho muchos de los presentes en nuestro Debate MC que han empezado a explorar nuevos mercados en América del Sur.

 

 

 

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