Quizás en alguna ocasión has recibido un e-mail con una J al final de una frase. O si el correo electrónico era más tristón te has encontrado con una L. Al ver esta letra y la falta de coherencia con el resto del mensaje, te has podido preguntar: ¿Y qué significa esta letra? Tenemos la solución. Y no, no es que se le haya equivocado el emisor al teclear o un acrónimo de Internet.
Para entender de donde sale esa J o L nos remitiremos al inicio de la aventura que traspasa un correo electrónico. Este mensaje tiene que salir del gestor de Microsoft Outlook. Este software asociada las combinaciones de caracteres : – ) y : – ( a los típicos emoticonos pero de una forma particular. El programa traspasa el conjunto de símbolos a la fuente Wingdings, pese a que estemos escribiendo en otra fuente.
Entonces, el mensaje se envía y llega a otros gestor de correos electrónicos diferente a Outlook -veáse Gmail, por ejemplo-. En ese lugar, el gestor no tiene la fuente Wingdings por lo que traduce ese conjuntos de símbolos a un Arial básico. Es ahí donde se produce el cambio y el símbolo se transforma en una J o L, dependiendo del estado de ánimo.
Como habréis podido observar, la J o L al final de un e-mail no es más que la traducción que hace el software de 🙂 y :-(, respectivamente. Duda solucionada y, sobre todo, un quebradero de cabeza menos para los que como una servidora estuvieron buscando las letras entre la jerga de Internet.