Hoy en día tener trabajo es un lujo, pero hay muchas personas a las que no les gusta la función que desempeñan y su día a día se hace bastante duro. Curiosamente, los trabajadores que están descontentos con su trabajo tienen una percepción de sus vidas mucho más pobre y pesimista, incluso que aquellos que están en paro.
Si te identificas con estas líneas y además acabas de volver de tus vacaciones, sigue leyendo, porque te vamos a dar algunos consejos que te serán de mucha utilidad para seguir adelante con tus funciones. Lo más importante: Si no amas tu trabajo, al menos puedes apreciar ciertos aspectos en los que a lo mejor nunca habías caído.
En primer lugar, puede que haya llegado el momento de analizar las tareas y a las personas con las que te relacionas habitualmente. Eso puede llevarte a encontrar algo positivo que te guste de tu empleo. Distingue entre tu mismo, tu empresa, tu trabajo y tu jefe. Ten claro lo que realmente te incomoda.
Hay un mito falso que dice que en la empresa sólo se puede hablar de las cosas buenas. Ese entorno resulta artificial e inspira desconfianza. Las personas necesitan saber qué se espera de ellas. De todas formas, por probar, evita ser el cenizo permanente.
En este sentido, prueba a tener una actitud meditativa, disfruta del aquí y del ahora en vez de pensar constantemente que la situación es desastrosa.
La calidad de tu trabajo es tu mayor argumento. Es recomendable asombrar a tus superiores con algo mejor de lo que esperaban. Eso sí, debes tener en cuenta lo alto que pone el listón para futuros encargos. Tampoco está de más un poco de gestión de la eficacia.
A menudo pensamos que pasar inadvertido puede ser bueno, cuando en realidad ser visto y reconocido es una necesidad humana. Ser camaleónico con el entorno es una técnica inútil cuando se trata de crecer en el trabajo. Evita ser de los que nunca arriesgan, de los que se dedican a tareas que implican pocas decisiones.
Piensa en determinadas habilidades y competencias que ese trabajo supuestamente odioso potencia en ti. Analiza cómo se puede enriquecer esa actividad que aborreces.
Habla con personas que sí están satisfechas con su trabajo y busca aspectos positivos.
En tu trabajo podrás encontrar que, al igual que algunas tareas resultan difícilmente motivadoras, existen otras que se hallan en una zona de no insatisfacción. Focalizar la atención fomenta la automotivación.