Los Juegos Olímpicos de Londres nos recuerdan que valores como el esfuerzo, la superación, la pasión y la creatividad son clave para alcanzar el éxito en el mundo del deporte. Los mismos valores sin embargo también tienen cabida en el mundo de la empresa.
Tal y como nos recuerdan los técnicos de la escuela de negocios ESCP Europe, no hay que mostrar ningún reparo a la hora de copiar las estrategias que ayudan a triunfar a los grandes equipos deportivos, adaptándolas a las necesidades de las empresas. En esta escuela de negocios los sintetizan en cinco áreas fundamentales:
La importancia de un líder
El buen entrenador es aquel que no dice lo que hay que hacer, sino que detecta los talentos de cada jugador y sabe sacarles partido. Su papel es de dirección y de guía, propiciando el espacio más adecuado para favorecer la motivación del equipo.
La importancia del trabajo en equipo
Aunque el reconocimiento (y también las críticas) suelen recaer directamente en “las estrellas”, existe una labor inmensa detrás, con una larga cadena de personas, desde preparadores físicos, técnicos, médicos, hasta miembros del propio equipo, más en la sombra. En la empresa ocurre lo mismo, todos deben remar en la misma dirección y dejar los egos a un lado. No hay individualismos, porque el éxito es de todos.
Sacrificio y tesón
No hay mejor símil que el de nuestros olímpicos para saber el esfuerzo y la tenacidad de los deportistas luchando por aquello que persiguen. La satisfacción del trabajo bien hecho, incluso de aquel más costoso, porque para llegar a la meta hay que andar antes el camino.
Objetivos claros
Todos los miembros deben saber hacia dónde va el proyecto y qué se requiere de cada profesional para superar los records ya conseguidos. Pero también conocer los deadlines, la competición a la que nos enfrentaremos y dónde tendrá lugar su puesta de largo… En definitiva, saber cuándo serán nuestros particulares Juegos Olímpicos y utilizar esa presión como motor motivador.
Creatividad y juego limpio
No tener miedo a los cambios, a innovar en el modo de hacer las cosas, a dejar volar de vez en cuando la imaginación, hacer cambios en la defensa o a confiar en nuevos jugadores, son técnicas habituales en deporte. También la ética, el juego limpio y el respeto por el adversario forman parte del espíritu olímpico. Es hora de convertir nuestras empresas en “olímpicas”.